Relaciones tóxicas: qué son y por qué cuesta salir de ellas

Relaciones tóxicas: qué son y por qué cuesta salir de ellas

Una relación tóxica es cualquier tipo de relación dentro del ámbito privado o profesional, en la que se establecen dinámicas perjudiciales para la salud psicofísica de una o ambas partes. El denominador común es el malestar que provocan las actitudes manipuladoras, pasivo-agresivas, controladoras o violentas, tanto verbal como físicamente. Romper este tipo de vínculo es algo complejo, ya que muchas veces quienes sucumben no comprenden ni aceptan del todo lo que está sucediendo, mientras que quienes abusan lo hacen incluso inconscientemente. Incluso cuando uno es consciente del estado de sufrimiento, es difícil salir de él porque mientras tanto se ha creado una verdadera adicción emocional o uno tiene terror a la soledad.

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Señales de advertencia de relaciones tóxicas

Antes de llegar a un punto de inflexión, debe aprender a prestar atención a las señales de advertencia que pueden revelar una relación tóxica:

  • Aislamiento progresivo
  • Claro desequilibrio de roles.
  • Adicción emocional
  • Pérdida de autoestima
  • Malestar y cansancio constante tanto físico como mental

Relaciones toxicas como salir de ellas

Terminar con las relaciones tóxicas es ciertamente difícil, pero no imposible. El camino hacia una vida más serena no es igual para todos, pero en principio se pueden señalar algunas fases fundamentales para la reconquista de la libertad emocional:

Acepta la realidad
El primer paso es admitir que tienes problemas, para muchos quizás la parte más difícil. Tenemos que reconciliarnos con el pasado, tomar nota de un fracaso, enfrentar la culpa y las emociones relacionadas, pero es un paso forzado y necesario.

Recolección de energía
El siguiente paso es recuperar todos los recursos posibles de cara a un largo viaje. Nunca subestimes esta parte porque corres el riesgo de empezar sin la motivación adecuada, como si no hubieras entrenado lo suficiente para un maratón, quedándote sin aliento a mitad de camino.

Desarrolle un plan de acción
Deshacerse de una pareja equivocada no es fácil porque hay que considerar muchos aspectos: psicológicos, físicos, prácticos, incluso legales, todo para promover una transición lo más rápida y segura posible. Nunca debemos olvidar que situaciones similares pueden, de hecho, precipitar y dar lugar a episodios de violencia o acoso. De hecho, en el momento de la rotura real es necesario proceder tomando las debidas precauciones del caso.

Mantener el menor contacto posible
, si no es estrictamente necesario (por ejemplo, presencia de niños o bienes comunes) es mejor cortar completamente los lazos, sin llamadas telefónicas, mensajes o correos electrónicos. Los individuos narcisistas saben utilizar cualquier medio para engañar y persuadir, con el objetivo de reconstruir el vínculo.

Metabolizando la rotura
Después del corte limpio, hay que darle tiempo a la herida para que cicatrice, cuidándose, escuchando las propias emociones, pidiendo ayuda a amigos, familiares o, si es necesario, a un terapeuta.

Relación amorosa tóxica

No existe la pareja perfecta, como tampoco es posible estar constantemente feliz y satisfecho. Las peleas, los celos, los malentendidos, las tensiones y los momentos de crisis deben, sin embargo, limitarse a períodos breves, vinculados a circunstancias concretas, explicables y reales. Si la percepción de infelicidad e incomodidad continúa durante demasiado tiempo o incluso es un estado permanente, entonces seguramente algo anda mal. Lamentablemente, las relaciones amorosas tóxicas son las más frecuentes precisamente porque en nombre de este sentimiento nos sacrificamos hasta encontrarnos envueltos en dinámicas abusivas y dañinas.

Relaciones de amistad toxicas

Como se mencionó, las relaciones tóxicas también pueden surgir en el ámbito de las amistades, en este caso se crean vínculos entre individuos que simulan el rol de aliado o confidente. En este tipo de relación no hay escucha ni empatía sino, más bien, envidia escondida. A través de la negatividad estas personas bloquean o ralentizan el crecimiento emocional de los demás, boicoteando su progreso y alimentando la frustración y el cansancio interior. Desafortunadamente, muchas veces la relación continúa por costumbre o por falta de alternativas, pero llevando adelante una amistad en la que faltan los pilares del respeto, la lealtad y el apoyo mutuo.

Relaciones familiares toxicas

La familia es quizás uno de los peores escenarios en los que se pueden desarrollar relaciones tóxicas, porque es poco probable que uno rompa con la familia por completo. En el fondo suele haber celos, conflictos no resueltos, juegos de poder, competiciones tontas, desacuerdos sobre temas concretos o diferencias de pensamiento por separación generacional. La mejor solución es casi siempre tratar de poner distancia entre usted y la fuente del malestar. Otra forma es afrontar la situación exponiendo las razones con firmeza pero siempre con respeto, serenidad y tolerancia.

Las relaciones toxicas funcionan

El entorno profesional no es un territorio aislado del resto de la vida de un individuo, por lo que inevitablemente cada persona aporta una parte de sí mismo al trabajo, incluidos los problemas personales y emocionales. Un entorno sereno y colaborativo sería ideal para garantizar la productividad y el bienestar, pero este hábitat a menudo puede volverse hostil, provocando ansiedad y estrés. Independientemente del puesto de trabajo o del grado de satisfacción, el motivo del malestar pueden ser los superiores o compañeros, culpables de adoptar actitudes desagradables y vejatorias.

Esta situación afecta tanto al rendimiento como a la privacidad, generando un peligroso círculo vicioso. Hay varias soluciones, como: cambiar de trabajo (si es posible), contactar al jefe (asumiendo que él no es el problema), defenderse o ignorar. Sea cual sea el camino que pretenda tomar, debe actuar con lucidez y evaluar los pros y los contras de cada acción, evitando caer en la impulsividad.

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