
20 fuentes de felicidad, que a menudo ignoramos
Todos soñamos con una vida feliz. Escuchamos pequeñas historias con príncipes y princesas, cuyos finales terminan con «…y vivieron felices para siempre». Los tiempos han cambiado y la felicidad se ha convertido en un cliché al que nos aferramos con los dientes y anhelamos, convencidos de que una existencia sin felicidad no tiene sentido.
Las redes sociales son una de las herramientas más útiles para exponer nuestros momentos de alegría, exaltación, felicidad. Pero igualmente, somos conscientes de que la vida no se trata solo de lo que publicamos o mostramos. No podemos estar felices todo el tiempo, porque de lo contrario ya no apreciaríamos este sentimiento y el “cortocircuito” que produce cuando se produce. En la mayoría de los casos anhelamos la felicidad de los demás, encontramos excusas, factores externos que nos sabotean e impiden que nos realicemos. Nos indignamos y olvidamos que este sentimiento de dicha es intrínseco, que parte de nuestro interior y que es importante no culpar a otras personas de nuestra propia infelicidad.
Para prevenir esos momentos, los especialistas nos instan a que, al final de cada día, hagamos un pequeño resumen de las cosas por las que estamos agradecidos, así como aquellas en las que aún tenemos que trabajar. También entonces, es sabio encontrar la fuerza y la ambición de hacer algo para mejorar nuestra vida. Cabe mencionar que esta “obra” emocional personal debe ser realizada por nosotros mismos o con un especialista que guíe nuestros pasos hacia una vida plena. Asimismo, las relaciones que tenemos con quienes nos rodean son un buen predictor de nuestro repertorio mental y conductual. Tampoco debemos descuidar que es necesario “cavar” donde nos molestan las cosas, donde nos sentimos insatisfechos, donde no encontramos nuestro lugar. Ya sea que estemos hablando del contexto profesional que ya no nos motiva,
Por otro lado, investigadores y científicos nos instan a vivir conscientemente y, para ello, también nos dan consejos, que sería saludable poner en práctica, si queremos una vida plena, feliz y armoniosa con nosotros mismos:
1 . Dormimos entre 7 y 9 horas por noche. (dormir es mucho más importante de lo que pensamos)
Tendemos a terminar nuestro día tarde en la noche y comenzar de nuevo temprano. En definitiva, nos damos cuenta de que no tenemos suficientes horas de sueño, por lo que la concentración, el estado de ánimo, la salud física y mental se resienten. El sueño es tan importante como una dieta equilibrada, el ejercicio y la higiene mental. Sin él, no podemos funcionar a pleno rendimiento, por lo que es necesario tomarse el tiempo para recargar nuestras baterías, al igual que cuidamos nuestros aparatos (cuando necesitan ser cargados).
2. Tener una relación sana con el dinero. (el dinero no trae la felicidad, pero es el medio que puede conducir a la felicidad)
Vivimos en una sociedad donde prima la situación material y, muchas veces, dicta la forma en que nos comportamos, la forma en que vestimos y el entorno que tenemos. Ciertamente, son necesarios para cubrir nuestras necesidades básicas. Pero, en definitiva, no nos aportan la felicidad, por mucho que nos gustaría. Sí, cuando pasamos por un momento difícil, podemos recurrir a varios pequeños placeres (compras, SPA, vacaciones, etc.), pero lo único que hacemos es engañar a nuestro dolor y de ninguna manera encontrar la realización. Una vez cubiertas las necesidades básicas, nos damos cuenta de que la felicidad mira hacia otro lado.
3. Ofrecer elogios sinceros a diario. (dulce charla trae mucho)
Escuchamos a la gente dar cumplidos cada vez menos. Tenemos prisa, nos preocupamos por cumplir todas las actividades que nos proponemos al principio del día y nos olvidamos de disfrutar de las pequeñas cosas, la belleza y la bondad que nos rodea. En resumen, nos olvidamos de felicitar a las personas que amamos, y no porque no queramos, sino porque estamos demasiado anclados en todo el piloto automático.
4. Vivamos de tal manera que la vida no se trate sólo de no tener suficiente.
El tiempo es a la vez un aliado y un enemigo traicionero. Nos distrae de lo que queremos hacer, porque siempre nos está «empujando» a estar en una carrera continua. Estar conectados en múltiples lugares simultáneamente impide nuestra capacidad de ver claramente todo lo que sucede a nuestro alrededor. Entonces, reducir la velocidad y prestar más atención a las cosas, los gestos, las muecas de los que te rodean puede llevar a una re-amistad con la felicidad.
5. Un buen día se conoce por la mañana, por eso importa el desayuno.
Dicen que el desayuno es la comida más importante del día. Algunos nos lo saltamos, ya sea por falta de tiempo, o porque no estamos acostumbrados a disfrutarlo, o porque preferimos que diversos vicios formen parte de nuestro ritual matutino. Pero los especialistas llaman la atención sobre el grado de importancia que tiene el desayuno en nuestras vidas, desde ser un excelente generador de energía, hasta un buen motivo para sentarnos a la mesa con nuestros seres queridos y comenzar nuestro día con un saludo de agrado y cálidas sonrisas.
6. La vida sin pasiones no es vida. (¿Tengo razón?)
Trabajamos hasta el agotamiento y nos esforzamos por superarnos, tanto en lo profesional como en lo personal. Pero, aún haciendo malabarismos con el tiempo, nos olvidamos de nuestros pequeños placeres, de nuestras aficiones, que nos traen alegría y satisfacción. Por eso es necesario e incluso desinteresado reservar un tiempo propio (al menos 30 minutos) en el que estar con nosotros mismos y nutrir nuestros placeres.
7. La gratitud es la base de la alegría y la realización.
Por la tarde o por la mañana, unos instantes antes de dormirnos o levantarnos de la cama, en esos momentos de tranquilidad, los especialistas nos instan a buscar motivos por los que podamos estar agradecidos. Incluso si durante el día estamos infelices, insatisfechos, tristes, vale la pena encontrar al menos algunas cosas que nos mantengan a flote y nos den un impulso para perseverar. La meditación, la oración o simplemente enumerar las razones por las que estamos agradecidos harían que las cosas se vieran diferentes si nos enfocáramos en la positividad que tenemos pero no nos damos cuenta de que es parte de nuestra existencia.
8. Estamos hechos para la exploración, así que visita museos y galerías de arte. (incluso virtuales)
La pandemia de COVID-19 ha limitado nuestro acceso a espacios cerrados. Actualmente, los museos, galerías de arte están abiertos y se pueden visitar, teniendo en cuenta las restricciones necesarias. Por supuesto, si no queremos exponernos todavía, podemos optar por visitas virtuales a instituciones como el Louvre, Legoland Florida o Walt Disney World, etc. Independientemente de la época que hayamos escrito en el boletín, conviene no olvidar la belleza y el valor que representa el arte.
9. Escojamos siempre el camino del medio. (eso es lo que nos dicen a coro los sabios del mundo)
En todo lo que hacemos es necesario no irnos a los extremos, sino encontrar ese punto de equilibrio que nos haga sentir realizados. El mismo Buda afirmó que «hay un camino intermedio entre los extremos de la autoindulgencia y la abnegación, sin pena ni sufrimiento». La felicidad encuentra su camino por el camino del medio, trayendo consigo, implícitamente, la libertad. Entonces, es absolutamente natural tener buenos momentos, pero también menos buenos momentos, para poder apreciar el verdadero valor de la felicidad.
10. Busquemos los dones de la imperfección.
La perfección no existe en la realidad. Todos cometemos errores, todos tenemos debilidades, y es perfectamente natural ser así. Pero es importante darse cuenta de esto. Tendemos a hacer todo impecablemente, a complacer a todos, a censurar nuestras elecciones de acuerdo con lo que dicta la sociedad, y esperamos que los demás hagan lo mismo. Terminamos decepcionados y tristes cuando notamos lo contrario y difícilmente aceptamos que las personas son diferentes, que las cosas son diferentes a como las vemos a través del «visor» de la perfección y que es saludable enfocarse en un desarrollo personal armónico, que implica existencia y asunción de algunos errores.
11. Pequeñas y frecuentes pausas, la clave de los grandes éxitos.
Queremos cubrir la mayor cantidad de temas posibles y resolverlos en un tiempo récord, descuidando las pausas. Solo vemos al final del día si comimos o si salimos de la oficina para respirar aire fresco. Sin embargo, trabajar de forma continuada no es una actividad fomentada por especialistas. La falta de descanso es perjudicial tanto a nivel físico (al deformar la columna y no oxigenar el cerebro) como a nivel psicológico (la falta de distracción implica, a su vez, un bajo grado de productividad y desinterés por parte del empleado). Los descansos deben establecerse cada hora o, como máximo, cada dos horas. Diez minutos marcan la diferencia, seguro, ya que la ventilación, el aire fresco y una conversación amena distraen de la vida laboral y tienen un efecto garantizado en la actividad después del descanso.
12. La novedad nos asusta, pero también nos vigoriza.
Cuando salimos en busca de la felicidad, es necesario estar abiertos a experimentar cosas nuevas. Podemos optar por leer un libro nuevo o inscribirnos en cursos que nos gusten, etc. Cualquiera que sea nuestra elección, es bienvenida, ya que tiene como objetivo ampliar nuestro espectro de interés y mejorarnos a nosotros mismos.
13. Cuestiones de finalización (de cualquier tipo).
Cumplir con un plan significa ser responsable y eliminar un elemento de estrés. La felicidad de poder terminar un proyecto tupido, pesado y opresivo trae consigo la realización y un mayor grado de confianza en uno mismo. Podemos concluir que el propio cultivo de la felicidad tiene una rama muy arraigada en la satisfacción laboral.
14. La felicidad también significa tiempo de calidad con los seres queridos.
La pandemia de COVID-19 nos hizo pasar tiempo automáticamente con los que amamos. Probablemente nunca encontremos momentos en los que pasemos tiempo exclusivamente juntos, pero, si todavía hemos experimentado y ciertamente hemos aprendido mucho sobre nosotros mismos y nuestros seres queridos, sería prudente considerar seriamente no perder este hábito fácilmente, ser juntos el mayor tiempo posible. O al menos hagamos que el tiempo que dedicamos a la familia sea de calidad, en el que capitalicemos la presencia del otro en nuestra vida.
15. Atrévete a decir SÍ, en un mundo donde se nos pide decir NO.
En la mayoría de los casos, cuando nos encontramos ante un elemento nuevo (una oportunidad, una decisión, etc.), instintivamente tenemos una predisposición a decir «no», aunque no sepamos la oportunidad que estamos recibiendo, que puede aparecer una vez. en una vida La novedad nos hace retroceder, ser refractarios. Entonces, en nuestro camino para ser felices, es necesario aprender a estar abiertos a cualquier desafío, al final del cual es posible encontrar la realización.
16. Después de acostumbrarnos a decir SÍ, también podemos aprender cuándo decir NO.
Cuando no sabemos decir «no», cuando se nos pide ayuda (pero nosotros mismos ya no estamos en la etapa en que podemos ofrecer ayuda), debemos plantear un signo de interrogación. Por miedo a ser excluidos, a molestar, asumimos una responsabilidad excesiva y no hacemos más que añadir estrés a nosotros mismos. En esta ecuación, estamos bastante alejados de lo que llamamos felicidad, y mientras no impongamos algunos límites saludables, no estamos haciendo nada más que autosabotaje. Nunca es demasiado tarde para aprender esto, pero es útil si nos mantenemos firmes, aunque sea un poco. A veces, para decir NO, necesitamos perdonarnos a nosotros mismos.
17. Más allá del maquillaje o las máscaras, una sonrisa sigue siendo sumamente valiosa.
Las preocupaciones, los miedos, el dolor, las dolencias físicas pueden «robarnos» las sonrisas que solíamos mostrar con indiferencia. Los especialistas nos instan a hacerlo aun cuando no tengamos motivos, ya que los centros corticales prefrontales tienen la capacidad de cambiar nuestro estado emocional, si logramos reír y fruncir el ceño. Después de todo, sonreír no cuesta nada y tiene innumerables beneficios.
18. Que la boca no hable sin nosotros.
Cuando estamos nerviosos, ansiosos, decepcionados, podemos verbalizar palabras duras, de las que luego nos arrepentimos. En esos casos, así como cuando tenemos que tomar decisiones importantes, los expertos nos aconsejan tomarnos un momento para hacer una pausa y reflexionar sobre la mejor decisión que podemos tomar a largo plazo. Sólo entonces podremos decir lo que queda por decir.
19. Nuestros sueños son importantes, ¿por qué renunciar a ellos?
Tomarse el tiempo con varias actividades puede volverse tedioso. O, si hace tiempo que queríamos hacer algo (adoptar un animal o matricularnos en clases de fotografía, tenis, baile, pintura, etc.) y lo postergábamos, quizás sea el momento de hacer algo para alegrarnos. nuestra alma y traer felicidad a nuestra calle. Puede haber pequeñas cosas que no nos hemos puesto a hacer, pensando que no es el momento adecuado. Nunca tendremos tiempo para nosotros mismos. Pero si no tomamos este tiempo de una vez por todas, estos deseos se desvanecerán con el tiempo, dejando espacio para el arrepentimiento y la infelicidad.
20. ¿Quién es el mejor amigo de tu vida? Respuesta correcta: Yo.
Hay una regla no escrita que dice que las verdaderas amistades se hacen en la infancia. Nada más cierto. Pero no podemos descartar la posibilidad de crear amistades también en la edad adulta, cuando disponemos de otros recursos y otros filtros para ver si somos compatibles o no con los demás. La persona que conocemos hoy puede ser nuestro mejor amigo mañana. Las personas que nos rodean tienen un papel importante en nuestras vidas y son parte de la alegría que experimentamos. Por eso es sano estar abierto a conocer gente nueva, a encontrar complementariedades, porque ningún encuentro es casual y puede generar hermosas historias de vida. Y más allá de estos amigos -sin los cuales nuestra vida no tendría el mismo sentido (que, porque la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestras relaciones) – es importante cultivar una relación de amistad y con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, emociones y experiencias. De lo contrario, sentiremos que nos falta algo.
La felicidad no tiene una definición clara. Es un concepto ampliamente debatido por filósofos, psicólogos e infinidad de autores. Las propias acciones, la base genética, pero también el marco general son las variables que forman la ecuación de la felicidad. Desgraciadamente queremos que sea continua, sin interrupciones, sin pensar que la vida no se trata solo de momentos agradables. Que todo el viaje esté salpicado de indiscutibles momentos de felicidad.
Ser feliz no significa tener todo a tus pies, sino apreciar todo lo que tenemos, aprender a vivir en gratitud y armonía.