
Cómo defenderse de los ataques verbales para una discusión constructiva
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Hablemos de ataques verbales
En nuestra vida diaria, a menudo nos encontramos interactuando con personas que, por diversas razones, buscan la confrontación verbal en lugar de la confrontación constructiva.
En estas situaciones nos vemos llevados a responder de la misma manera, es decir, con ataques verbales: respondemos a un ataque con un ataque. Si bien esta modalidad puede hacernos sentir aparentemente satisfechos, en realidad salimos de la discusión cansados, confundidos, sin energía, pero sobre todo muy estresados.
“Luchar” no es necesariamente una estrategia negativa: por ejemplo, puede representar un paso adelante para aquellas personas que tienden a no rebelarse nunca ante los ataques de los demás; sin embargo representa un problema para quienes están convencidos de que siempre deben luchar.
En algunos casos, sin embargo, la mejor solución es renunciar a la lucha y asumir una actitud de comunicación más que de confrontación: se trata de utilizar una contraestrategia llamada » contra-pregunta-antídoto » que consiste en responder a una ofensiva comentar sin asumir una actitud de confrontación .
¿Qué es la contra-pregunta-antídoto frente a los ataques verbales?
Consiste en extrapolar de la observación recibida las palabras que han afectado nuestra sensibilidad y preguntar al otro por el significado exacto . Por ejemplo, durante una discusión entre colegas, uno de ellos nos ataca diciendo «su tesis es un pretexto y está completamente fuera de toda lógica». En este caso, nuestra contrapregunta podría ser «¿qué quieres decir con engañoso?». En realidad, no hay una sola forma de explicar la contrapregunta; otras formas pueden ser: “¿qué significa para ti…?” o “¿cómo definirías…?”
En algunos casos, nuestro interlocutor puede no responder positivamente a nuestra forma de comunicarnos y seguir provocándonos. En este caso podría ser útil intentar expresar nuestras emociones respecto a su comentario a través, por ejemplo, de una expresión como “me duelen tus palabras. ¿Puedes explicarme qué te llevó a decirme estas cosas?”.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas personas no están acostumbradas a explicar de forma objetiva y clara lo que les molesta y por ello, en lugar de aportar críticas constructivas, suelen regañar o hacer comentarios sarcásticos . En estos casos, si la contrapregunta antídoto no funciona, debemos considerar la posibilidad de que, por el momento, no sea posible razonar con esa persona.
Siete estrategias para una defensa verbal eficaz frente a las agresiones verbales
Más allá de que cada situación amerita ser analizada en detalle, enumero a continuación algunas estrategias que se pueden utilizar en general:
- Análisis e interpretación de por qué estamos ofendidos o irritados : un buen ejercicio es prestar atención a nuestros pensamientos para tomar conciencia de la forma en que interpretamos los comentarios de otras personas;
- Prioriza el sentido del humor : toma el lado positivo de cada chiste malo;
- Silencio : en algunos casos, ante un comentario exagerado o inapropiado, no conviene reaccionar sino que es preferible optar por el silencio, sobre todo cuando el ataque es repentino e inesperado;
- En algunos casos el silencio puede «hablar» : no hay expresión verbal, pero el silencio puede ir acompañado de un gesto o expresiones faciales;
- Cambiar de tema si el interlocutor empieza a ofender : esta estrategia te permite decir más sin prestar atención a lo que ha dicho previamente el interlocutor. Además a) demuestra que no ha sufrido ningún golpe a causa del ataque; b) deja impotente al oponente; c) nos permite hablar de nuestros temas favoritos;
- Usar el «proverbio loco» : es una estrategia que nos permite confundir al otro que intentará dar sentido a nuestro proverbio aunque, en realidad, no haya una conexión lógica entre las dos oraciones. Por ejemplo, si nuestro interlocutor nos dice “conducir mal es propio de las mujeres”, podríamos responder “¿típico de las mujeres? Mi abuela siempre lo decía: yo solo le puedo decir que un perro que ladra no muerde”. Estas respuestas que no tienen sentido, sin embargo, tienen el poder de dejar boquiabierto al otro;
- Escale las expectativas y deje de ponerse bajo presión ;
Las que he propuesto son solo algunas de las posibles estrategias a utilizar en el caso de que nos encontremos ante un interlocutor un tanto “prepotente”. El punto de partida para poder utilizarlos constructivamente es reestructurar nuestras formas relacionales y comunicativas con los demás muchas veces basadas y fomentadas por un sistema social y cultural que apoya y sustenta comportamientos competitivos donde gana el más fuerte física o verbalmente.