Cómo logramos sanar nuestra vergüenza

Cómo logramos sanar nuestra vergüenza

¡Bienvenidos a todos! Hoy hablaremos de un tema que afecta a muchos de nosotros: la vergüenza. A menudo, la vergüenza nos hace sentir mal, nos limita en nuestras relaciones y nos impide hacer cosas que deseamos. Sin embargo, ¿sabías que la vergüenza puede ser sanada? En este artículo, te explicaré cómo logramos sanar nuestra vergüenza y vivir una vida más plena y satisfactoria.

¿Te has sentido avergonzado alguna vez? ¿Te ha limitado la vergüenza en tu vida? Sigue leyendo para descubrir cómo puedes sanar tu vergüenza.

Introducción

La vergüenza es una emoción que todos hemos experimentado alguna vez. Puede ser causada por algo que hicimos, algo que dijimos o incluso algo que alguien más hizo o dijo. La vergüenza nos hace sentir como si no fuéramos lo suficientemente buenos, dignos o merecedores. Puede ser difícil lidiar con la vergüenza, pero es posible sanarla y liberarnos de sus cadenas.

¿Qué es la vergüenza?

La vergüenza es una emoción compleja que se caracteriza por sentirnos mal acerca de nosotros mismos. Es una respuesta emocional a algo que creemos que no está bien o que no cumplió con nuestras expectativas. La vergüenza puede ser causada por algo que hicimos, algo que dijimos o incluso algo que alguien más hizo o dijo.

Cómo logramos sanar nuestra vergüenza

¿Cómo se manifiesta la vergüenza?

La vergüenza puede manifestarse de diferentes maneras. Algunos de los síntomas más comunes incluyen sentirse incómodo o avergonzado en situaciones sociales, sentirse como si no fuéramos lo suficientemente buenos o dignos, tener pensamientos negativos sobre nosotros mismos y sentir la necesidad de escondernos o aislarnos de los demás.

¿Cómo podemos sanar nuestra vergüenza?

  1. Reconoce la vergüenza: El primer paso para sanar la vergüenza es reconocerla. Date cuenta de que estás experimentando vergüenza y acepta que es una emoción normal y humana.
  2. Identifica el origen de la vergüenza: Trata de identificar la causa de tu vergüenza. ¿Fue algo que hiciste o algo que alguien más hizo o dijo? Comprender la fuente de la vergüenza puede ayudarte a superarla.
  3. Habla sobre tu vergüenza: A menudo, la vergüenza puede hacernos sentir aislados y solos. Hablar sobre nuestra vergüenza con alguien de confianza puede ayudarnos a sentirnos más conectados y apoyados.
  4. Practica la autocompasión: La autocompasión es una herramienta poderosa para sanar la vergüenza. Trátate a ti mismo con amabilidad, comprensión y paciencia, tal como lo harías con un amigo querido.
  5. Aprende de la experiencia: La vergüenza puede ser una oportunidad para crecer y aprender. Trata de ver la situación como una lección y piensa en lo que puedes aprender de ella.

La vergüenza, cuando extiende sus tentáculos de negatividad alrededor de nuestro corazón, haciéndonos sentir indignos de aprecio o amor, como si algo estuviera mal con nosotros, como si fuéramos defectuosos o hechos de «mala pasta», puede ser extremadamente dañino y doloroso . La vergüenza, una emoción fuertemente sentida en relación con la representación de nuestra propia identidad, tiene el potencial de cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos y puede conducir a dificultades sociales, laborales y sexuales a largo plazo.

Todos experimentamos la vergüenza en diferentes contextos. Pero para aquellos de nosotros para quienes la vergüenza se vuelve abrumadora, que tenemos dificultades para disminuirla o transformarla, la vergüenza puede convertirse en motivo de preocupación clínica. Las personas que experimentan una gran vergüenza por un tema en particular pueden beneficiarse al hablar con un terapeuta.

La vergüenza crónica generalmente se origina en la niñez, y revelar las experiencias que llevaron a la vergüenza puede ayudar a aliviarla. A veces, la vergüenza tiene sus raíces en experiencias de naturaleza sexual que, en la percepción o comprensión del niño en ese momento, no fueron aceptadas por él o por los adultos. En otras palabras, los niños que están involucrados en actividades sexuales desde una edad temprana o que han sido abusados ​​sexualmente pueden desarrollar una sensación de vergüenza por su papel en estos actos, especialmente si los adultos los culpan intencionalmente o no toman medidas para tranquilizarlos. de su inocencia en estos actos de abuso.

La vergüenza puede durar poco tiempo o ser una experiencia central del yo. Para algunas personas, los sentimientos de vergüenza pueden comenzar en la niñez y continuar hasta la edad adulta. Estas personas pueden ser conscientes de tales sentimientos y, como resultado, pueden experimentar depresión o algún tipo de ansiedad. También pueden desconocer su vergüenza y ocultarla bajo una máscara de narcisismo o comportamientos extremos como adicciones o episodios de ira. La vergüenza también puede conducir al desarrollo de conductas autolesivas y trastornos alimentarios.

Una vida vivida bajo el signo de la vergüenza puede ser dolorosa y difícil porque impide a las personas satisfacer sus necesidades básicas, como mantener una autoestima positiva y la esperanza en el futuro, puede interferir en la vida social y en las amistades e intimidades, puede puede afectar la eficiencia y la productividad.

El proceso terapéutico es útil para las personas que han sido abusadas, victimizadas o acosadas y que a menudo sienten vergüenza en un grado significativo. Si adoptan una perspectiva sana y objetiva sobre la situación que les produce vergüenza, estas personas pueden llegar a controlar y superar su vergüenza. Otras circunstancias específicas de la vida, como la pérdida del trabajo, la infidelidad, el divorcio o incluso los hijos problemáticos, pueden desencadenar intensos sentimientos de vergüenza. Ya sea que la vergüenza sea autoinducida o el resultado de las acciones de otra persona, la vergüenza abrumadora puede afectar todas las áreas de la vida de una persona. Obtener ayuda para deshacerse de estos sentimientos conduce a una liberación de la vergüenza.

Para enseñarnos cómo aumentar nuestra resistencia a esta emoción que puede impedirnos funcionar correctamente, Brené Brown identifica 4 pasos que nos ayudan a formar y aumentar la resiliencia a la vergüenza.

Reconozcamos la vergüenza y lo que la desencadena.

La vergüenza se activa por situaciones, comentarios y comparaciones que pueden hacer que algunos de nosotros caigamos en una espiral descendente, arrastrando a este vórtice el sentimiento de no ser lo suficientemente bueno y estar solo. Lo que desencadena la vergüenza es específico y único para cada persona. La respuesta a la vergüenza muchas veces es inducida en nosotros por la sociedad, pero también por nuestra familia de origen.

Seamos conscientes usando el lente de la discriminación frente a la presión social

Una lente de discriminación nos ayuda a aumentar nuestro poder personal al comprender las conexiones entre nuestra experiencia individual y el sistema social y la actitud ampliamente aceptados. Podemos volvernos resilientes a la activación de la emoción de la vergüenza practicando este tipo de conciencia discriminativa, que explora cómo lo que desencadena nuestra vergüenza, a nivel personal, se relaciona o incluso es una respuesta a las expectativas e ideales sociales. Al hacer conscientemente esta discriminación, nos permitimos tomar nuestra propia decisión sobre qué estándares son apropiados para nosotros.

Superemos la vergüenza

Conseguimos dar un paso más en el aumento de la resistencia a la vergüenza cuando con nuestra actitud logramos tomar esta experiencia como una lección de la que podemos aprender y compartirla con los demás. Al construir resiliencia a la vergüenza, logramos sacarla de ese cono de sombra, de aislamiento, de secreto, aceptando la vulnerabilidad de compartir esa historia con nuestros pares. Esta etapa puede tener un fuerte papel de conexión con otras personas.

Hablemos de nuestra vergüenza

Esto significa la capacidad de poder hablar sobre nuestra vergüenza en aquellos momentos en que otros o la sociedad puedan desencadenarla. Se necesita la capacidad de expresar nuestros sentimientos y el poder de pedir lo que queremos. Esta es la habilidad que nos impedirá retraernos en ese momento o actuar tratando de avergonzarnos unos a otros.

En psicoterapia, las personas que experimentan vergüenza en un nivel crónico pueden aprender a aceptar la responsabilidad de sus acciones y poner su vergüenza y culpa en perspectiva. Además, los terapeutas que trabajan con sobrevivientes de abuso o aquellos que se sienten avergonzados por los errores de otros pueden ayudar a los pacientes a comprender que no son ellos quienes causaron el trauma. Esta liberación fundamental de la culpa puede ayudar a las personas a alcanzar un punto en el que puedan liberarse de cualquier vergüenza y sus efectos negativos, como la ansiedad o la depresión, que puedan resultar de ella.

Conclusión

En conclusión, superar la vergüenza puede ser un proceso difícil pero esencial para lograr una vida más plena y satisfactoria. Para hacerlo, es necesario ser honestos con nosotros mismos acerca de nuestros sentimientos y pensamientos, comprender el origen de nuestra vergüenza y aprender a aceptarnos y valorarnos a nosotros mismos. Además, es importante buscar apoyo en amigos, familiares o profesionales de la salud mental para ayudarnos a lidiar con las emociones difíciles que surgen durante este proceso. Al abordar nuestra vergüenza de manera efectiva, podemos liberarnos de la autocrítica y la autoduda y permitirnos vivir con mayor confianza y alegría. En última instancia, sanar nuestra vergüenza es un acto de amor propio que nos permite avanzar hacia una vida más saludable y feliz.

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