¿Cómo podemos hacer cambios en nuestra vida?

¿Cómo podemos hacer cambios en nuestra vida?

¡A veces, sentirnos estancados en la vida puede ser desalentador! Pero no te preocupes, todos hemos estado ahí. Lo importante es que hay opciones y caminos para hacer cambios significativos en nuestras vidas y alcanzar nuestros objetivos. ¿Te gustaría saber cómo hacer cambios en tu vida? Sigue leyendo para descubrir algunos consejos útiles.

Descubre tu pasión y propósito

Si no tienes una meta o propósito claro en tu vida, es fácil sentirse perdido. Así que comienza descubriendo tus pasiones y lo que te apasiona hacer. Haz una lista de las cosas que te hacen feliz y reflexiona sobre cómo puedes incorporarlas en tu vida diaria. Recuerda que cuando haces algo que amas, te motiva y te da una sensación de realización.

Establece metas y objetivos realistas

Una vez que hayas identificado tus pasiones y propósito, es hora de establecer metas y objetivos para lograrlo. Asegúrate de que sean realistas y alcanzables. Si las metas son demasiado altas o inalcanzables, es fácil perder la motivación y sentirse abrumado. Recuerda que los pequeños cambios pueden llevar a grandes resultados con el tiempo.

Toma medidas y mantén la disciplina

La clave para hacer cambios significativos en la vida es tomar medidas y ser disciplinado. Esto significa ser consistente y comprometido en trabajar hacia tus metas. Si quieres hacer cambios en tu vida, debes estar dispuesto a tomar acción y hacer sacrificios. Recuerda que el éxito no sucede de la noche a la mañana, sino que requiere esfuerzo y dedicación.

¿Cómo podemos hacer cambios en nuestra vida?

Recomendaciones de cambios positivos en la vida

Realizar cambios positivos en nuestra vida puede ser transformador. Aquí hay una tabla de algunos cambios positivos que podemos hacer y sus consecuencias emocionantes.

Cambio positivoConsecuencias
Practicar gratitud diariaAumenta la felicidad y reduce el estrés. Mejora las relaciones interpersonales.
Hacer ejercicio regularmenteMejora la salud física y mental. Aumenta la energía y la autoestima.
Dormir másAumenta la productividad y la claridad mental. Mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
Aprender algo nuevoAumenta la confianza y la satisfacción personal. Desarrolla habilidades y expande la mente.
Practicar la meditación o el mindfulnessReduce la ansiedad y el estrés. Mejora la capacidad de concentración y la paz interior.
Reducir el consumo de alimentos procesadosMejora la salud física y mental. Aumenta los niveles de energía y la claridad mental.
Pasar tiempo al aire libreMejora la salud física y mental. Reduce el estrés y aumenta la sensación de bienestar.
Cultivar relaciones saludablesAumenta la felicidad y el sentido de pertenencia. Reduce el estrés y la ansiedad.

No pocas veces en la vida llegamos a la conclusión de que necesitamos hacer un cambio y muchas veces lo hacemos, cambiamos de vestuario, de peinado o de color de cabello, el camino a casa, el pie con el que nos levantamos de la cama por la mañana, la mano que sujetamos nuestro bolso o el lugar de la almohada en la cama. A veces cambiamos de trabajo, a veces de casa o incluso de país. Todo esto lo hacemos esperando que pase algo, ser más alegres, más amables, más productivos, más felices. Agudizamos nuestros sentidos y estamos al acecho de un cumplido, un elogio, una alegría, un estímulo o cualquier señal de que algo ha cambiado. A menudo sucede algo, algo parecido al asombro frente a una mañana soleada, presagio de un día lleno de promesas. Sólo el día se empeña en ser sombrío y los amigos de mal humor. El mundo no conoce nuestra necesidad y no refleja nuestras expectativas. Todos los trucos probados convierten nuestra maravilla en una pompa de jabón. Y sin embargo, necesitamos algo para cambiar.

Muy a menudo acuden a las consultas de psicoterapia personas que, habiendo llegado al final de sus facultades, quieren hacer un cambio. Exponen sus problemas, justifican sus elecciones, convencen de la permanencia de su carácter infalible y esperan una guía del tipo «guía de buenas maneras». En vano expones la teoría «cámbiate y luego cambiarás el mundo», la respuesta es una y muy bien argumentada, no hay lugar para compromisos: así ha sido siempre, así es su forma de ser, así es lo que él cree que es bueno, y luego, para ser honesto, ni siquiera cree que podrá cambiar, lo intentó de nuevo, pero así se siente bien.

Aquí identificamos dos aspectos:

  1. Un apego dependiente de su propia proyección en el mundo, un patrón de pensamiento, sentimiento y conducta que se activaba en el contexto social que representaba su propia persona.
  2. Entendiendo el cambio como una desestructuración del Yo y por tanto el peligro de la inexistencia.

Y como es difícil aceptar, la mayoría de las veces, hacer cambios o ser nosotros mismos el cambio, no nos queda más que esperar.

La principal intervención terapéutica en este caso me parece que es la relación terapéutica vivida más que la analizada, la concentración absoluta de la atención en el presente. Se puede estructurar la relación terapéutica para que funcione como incubadora de las capacidades más o menos desarrolladas del paciente para sentir, pensar y amar. En este espacio aséptico se experimenta una equivalencia psíquica entre el mundo interno y la realidad externa. Reflexionar sobre las formas en que nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias influyen y son a su vez influenciados por la realidad externa. La capacidad reflexiva del terapeuta aquí es de gran importancia. La dependencia entre la persona y su proyección puede así socavarse y acentuarse la interdependencia entre el mundo interno y la realidad externa. reflexión, Reflejar es el comienzo de un diálogo sanador, el primer paso para comprender que la realidad externa habla de nuestro mundo interior, de hecho, nuestro mundo interior determina la realidad externa. Una regulación afectiva a través de la validación y empatía de las experiencias del paciente conduce a la toma de conciencia de que el cambio representa una posibilidad de crecimiento y co-creación de la propia vida. Viene si nos preparamos para esperarlo. Habiendo llegado aquí, a través de un juego de roles activo y fuertemente anclado en el presente, podemos esperar el cambio. Sí, esperamos el cambio, tal como nos preparamos y esperamos invitados, amigos o amantes. Aireamos la casa, limpiamos, arreglamos lo que está desordenado, ponemos un ramo de flores sobre la mesa. Es más fácil de entender mirando nuestro exterior cuando, esperando un cambio haciendo algo con nuestro interior: respiras correctamente y calmas tus pensamientos, tiras todo lo que te rodea que ya no te sirve y te impide crecer en tu camino, pones en orden tus prioridades y te premias cuando has derribado una molestia más, has conquistado un miedo más, has comprendido más un obstáculo. En el centro de tu alma colocas un ramo de sentimientos de amor, confianza, valentía y alegría, y por más terco y amargo que sea el cambio, poco a poco llegará…

Sin embargo, es más difícil trabajar con una persona que percibe el cambio como una desestructuración de su Yo. “Siempre he sido así”, “¿Por qué tengo que cambiar?”, “Creo que sé lo que tengo que hacer”, “Así leo, aprendo, hago bien las cosas”. Psicológicamente el Ego es una entidad centrada en torno a la conciencia, pero también tiene una dimensión inconsciente. Es la instancia de mando y control de la actividad psíquica. Este Yo que aparece cada vez que la persona habla de sí misma, da evidencia de un Ego fuerte, listo en cualquier momento para defenderse y sobrevivir.

El ego nace de la separación:
• la separación del ser en determinados atributos sociales y
• la separación del ser del Uno

A la pregunta «¿quién eres?», el Ego siempre responderá identificándose con edad, sexo, posición en la sociedad, logros, posesiones, experiencias, etc. esa persona. Esta fragmentación del Yo en tantos aspectos externos a nosotros ya menudo difíciles de controlar, la identificación con estos aspectos, nos hace vulnerables y… egoístas. El cambio a mejor en este caso sólo puede entenderse como un aumento de estos aspectos y su fortalecimiento. E inevitablemente esto también conducirá a un aumento del ego. Y así terminamos en un círculo vicioso en el que el cambio no es posible…

Sin embargo, ¿cómo podemos hacer cambios? ¿Dónde podemos… esperar el cambio? ¿Y vendrá?

Llegará si lo esperamos en el lugar correcto. Te llegará, más allá de tu edad, sexo, posición en la sociedad, logros, posesiones, experiencias; donde despojado de todos tus atributos, eres el verdadero tú, tu esencia y tu voluntad, tu amor y tu fe. Cuando las cosas ya no sean como quieres que sean, cuando te sientas abrumado por los acontecimientos y los acontecimientos, cuando ya no veas rostros amistosos y te sientas solo, siéntate aquí en el centro de tu ser, prepárate para enfrentarlo como tú: darías la bienvenida a un amigo, a un amante, a un invitado precioso, abrirías las ventanas de par en par y pondrías un ramo de flores en el alféizar y lo esperarías… el cambio percibe hasta el movimiento más fino de tu alma y se pondrá en marcha hacia ti, prepárate y espera solo…

Y, sin embargo, me resulta muy difícil esperar el cambio cuando estás separado del Uno.

Casi universalmente, los textos y tradiciones antiguos nos dicen, en el lenguaje de su tiempo, que somos parte de todo lo que vemos, que estamos conectados por una Fuerza a los eventos de nuestro mundo, entre nosotros, a los procesos dentro de nuestros cuerpos. , así como al Cosmos y más allá. Esta Fuerza se describe como omnipotente, algo que impregna toda la Creación. Es una parte de nosotros mismos, así como una parte de lo que percibimos. Este campo de Unidad responde a las cosas que hacemos y la forma en que pensamos y sentimos. Él nos permite, como individuos, participar en los eventos de nuestras vidas en lugar de sentirnos desesperanzados y mirar y no hacer nada.

La separación de la Unidad nos priva de la fuerza vital, nos hace comprender que al ignorar la Creación estamos saboteando nuestro derecho a existir.

¿Qué significa estar separado del Uno? Es creer que tenemos derecho a la felicidad sin ser felicidad, tenemos derecho a la verdad y al amor sin ser verdad y amor, tenemos derecho a la vida sin co-crear vida, es pedir sin dar nada a cambio, es significa tomar sin poner nada en su lugar, significa usar todo y no agradecer, significa quemar y no ser la luz.

Solo una cosa nos ayuda a enfrentar el cambio, a saber, el regreso a la Unidad. Donde todo está interconectado y en constante cambio. Donde comprendamos que cada pensamiento, palabra, sentimiento o acción nuestra puede crear pero también matar, donde encontremos que la vida palpita en las piedras y las flores, en las personas y las estrellas, en el aire y las aguas, en las palabras y el fuego, en la luz. Somos seres complejos, incrustados en la matriz del Universo. Evolucionamos, nos adaptamos y cambiamos. Quien nos permite acceder a todos estos procesos es nuestro Yo real, el que experimentamos en cada momento.

El universo entero pone frente a ti miles de espejos en los que mirarte y hacer «ajustes» rigurosos hasta convertirte en la mejor versión de ti. Renunciar a tan generoso ofrecimiento me parece una prueba de cobardía o de falta de amor, porque sólo el Amor es el lazo que une todo en el Uno.

Hablar de cambio es como enviar el mensaje de que te interesa y lo quieres. Queriéndola, comienzas los preparativos para encontrarla. Estando preparado, solo espera por ello.

No puede ser más simple que eso. Me parece un enfoque adecuado para aquellos que no saben, no pueden o no creen que pueden cambiar.

Conclusión

En resumen, hacer cambios en tu vida puede parecer desalentador, pero recuerda que no estás solo. Descubre tu pasión y propósito, establece metas y objetivos realistas y toma medidas para hacer cambios significativos. Mantén la disciplina y la motivación para alcanzar tus objetivos y recuerda que los pequeños cambios pueden llevar a grandes resultados con el tiempo. ¡Haz que los cambios en tu vida sean emocionantes y agradables!

2 respuestas a «¿Cómo podemos hacer cambios en nuestra vida?»

  1. Hola! Me ha gustado mucho la entrada y estoy bastante de acuerdo con la mayoría de lo expuesto. Hacer cambios, evolucionar, mejor la versión de uno mismo, es parte de la evolución personal creo yo. Pensar que nacemos de una forma y tenemos que ser fieles a esa versión que casi casi se mueve e interactúa en piloto automático, no parece la mejor de las ideas. ¿Para que es la vida sino?
    Saludos cordiales 🙂
    Ángela

    1. Gracias por el comentario Ángela. Yo por eso envidio a los espías y a los actores. Sería fantástico ponernos personalidades en función de nuestro estado actual. Los cambios dan miedo, pero la vida se acaba muy rápido y hemos de aprovecharla.

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