El Secreto de la Ansiedad (si eres Autista)

Introducción

La ansiedad es una emoción que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, para las personas en el espectro autista, la ansiedad puede presentarse de una manera única y compleja. En este artículo, exploraremos el secreto de la ansiedad en las personas autistas y cómo podemos comprender y apoyar a aquellos que la experimentan. Exploraremos las causas subyacentes, los desencadenantes comunes y las estrategias efectivas para manejar la ansiedad.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. Es una parte normal de la vida y puede ayudarnos a estar alerta y preparados para enfrentar desafíos. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve abrumadora o persistente, puede interferir con el funcionamiento diario y afectar la calidad de vida de una persona.

La ansiedad en el espectro autista

Las personas en el espectro autista tienen características únicas que pueden influir en cómo experimentan y manejan la ansiedad. Algunos estudios sugieren que la ansiedad es más común en personas autistas en comparación con la población general. Esto puede deberse a diversos factores, como dificultades en la comunicación, cambios en la rutina y sensibilidades sensoriales.

Comunicación y ansiedad

La comunicación puede ser un desafío para muchas personas autistas. Pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos y necesidades, lo que puede generar frustración y ansiedad. Además, la interpretación de las señales sociales puede resultar confusa y abrumadora, lo que contribuye a un aumento de la ansiedad en situaciones sociales.

Rutinas y ansiedad

Las personas autistas a menudo encuentran seguridad y comodidad en las rutinas. Cualquier cambio inesperado o imprevisto puede generar ansiedad significativa. Incluso pequeñas alteraciones en la rutina diaria pueden desencadenar un aumento en los niveles de ansiedad, ya que pueden sentirse fuera de control o inseguros.

Sensibilidades sensoriales y ansiedad

Las sensibilidades sensoriales son comunes en el espectro autista. Las personas autistas pueden ser hipersensibles o hiposensibles a ciertos estímulos sensoriales, como el ruido, la luz o el tacto. Estas sensibilidades pueden desencadenar respuestas de ansiedad, ya que el entorno puede resultar abrumador o incómodo.

El Secreto de la Ansiedad (si eres Autista)

Estrategias para manejar la ansiedad en el autismo

Es importante comprender que cada persona autista es única y puede responder de manera diferente a las estrategias de manejo de la ansiedad. Sin embargo, aquí hay algunas estrategias efectivas que pueden ser útiles:

Comunicación clara y apoyo emocional

Brindar un entorno de comunicación claro y abierto puede ayudar a las personas autistas a expresar sus preocupaciones y necesidades. Escuchar activamente y validar sus sentimientos puede proporcionar un apoyo emocional invaluable.

Visualización y estructuración del tiempo

El uso de apoyos visuales, como calendarios o agendas, puede ayudar a las personas autistas a comprender y anticipar cambios en la rutina. Esto puede

reducir la incertidumbre y la ansiedad asociada.

Técnicas de relajación

Enseñar y practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda o el mindfulness, puede ser beneficioso para manejar la ansiedad. Estas técnicas pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y promover la calma.

Creación de un entorno seguro

Crear un entorno seguro y predecible puede ayudar a reducir la ansiedad en las personas autistas. Esto puede incluir la reducción de estímulos sensoriales abrumadores, como el ruido o la luz intensa, y proporcionar un espacio tranquilo para el descanso y la relajación.

Preguntas frecuentes (FAQs)

1. ¿La ansiedad es más común en personas autistas?

Sí, varios estudios han encontrado que la ansiedad es más común en personas en el espectro autista en comparación con la población general. Esto puede deberse a las dificultades de comunicación, los cambios en la rutina y las sensibilidades sensoriales que experimentan las personas autistas.

2. ¿Cómo puedo apoyar a una persona autista con ansiedad?

Es importante brindar un entorno de comunicación claro y apoyo emocional. Escuchar activamente, validar los sentimientos y utilizar apoyos visuales pueden ser estrategias útiles. Además, enseñar y practicar técnicas de relajación y crear un entorno seguro y predecible puede ayudar a reducir la ansiedad.

3. ¿Existen terapias específicas para tratar la ansiedad en personas autistas?

Sí, hay varias terapias que pueden ser beneficiosas para tratar la ansiedad en personas autistas. Algunas de estas terapias incluyen la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de integración sensorial y la terapia de juego. Es importante trabajar con profesionales capacitados para determinar el enfoque terapéutico más adecuado para cada individuo.

Si eres autista y tienes problemas de ansiedad, aprende el porqué y 3 pasos sencillos que te ayudarán a tomar las riendas.

La ansiedad es un problema común en el mundo actual. Si eres autista, es probable que hayas experimentado síntomas de ansiedad y hayas tenido dificultad para afrontarlos. Y como consecuencia de ello, es posible que sientas que eres una persona débil o demasiado sensible, o que otras personas te lo hayan hecho creer que lo eres.   

¿Y si hubiera una explicación para algunos de tus síntomas de ansiedad ? ¿Y si esta explicación pudiera ayudarte a recuperar el control de tu vida, tu rutina y la capacidad de disfrutar?

En este artículo, voy a compartir contigo la explicación que ha ayudado a mucha gente a comprender los síntomas de ansiedad, y los tres simples pasos que te ayudarán a recuperar el control.

Éste es el secreto

Puede que pienses que tu vida es bastante típica, que las cosas que haces son parecidas a lo que hacen los demás.

Pero puede que hayas notado que las cosas más pequeñas pueden ser difíciles de manejar, especialmente si vives en una gran ciudad y tienes que utilizar el transporte público, si eres un estudiante y asistes a un colegio o universidad muy concurridos, o si en el trabajo compartes la oficina con otras personas, etc. Incluso con una rutina simple, te sientes que tienes menos energía según va pasando el día, o te sientes saturado, ansioso o irritable, y lo más probable es que al final del día desees retraerte y estar sol0.

Mucha gente no se da cuenta de que el culpable de este exceso de emoción y sensación de  agotamiento puede ser la sobrecarga sensorial. Si eres autista, probablemente hayas escuchado expresiones de sensibilidad sensorial y sobrecarga sensorial. La mayoría de las personas autistas pueden identificar fácilmente situaciones comunes que contribuyen a una sobrecarga sensorial (ruidos fuertes, multitudes, texturas en los alimentos, etc.), pero hay muchas otras cosas que aparecen en nuestras vidas que no asociamos de una manera intuitiva con sobrecarga sensorial, pero que contribuyen a ello.

Por ejemplo, gente caminando hacia nosotros, gente que está parada (y hablando) detrás de nosotros, el clima caluroso, colores (incluyendo paredes, ropa, etc.), dolor, etc. El impacto que estos estímulos tienen en nuestro cerebro permanece mucho después de que hayan pasado o desaparecido, y cuanto más los experimentes más saturado estará tu cerebro.

Lo que percibes es una sensación de agitación, palpitaciones, dificultad al respirar, manos sudorosas, mareo, etc., y probablemente empezarás a experimentar pensamientos de ansiedad como “algo malo va a pasar”, “no puedo con esto”, “quiero salir de aquí”, que es una de las razones por las que a menudo pensamos que estamos ansiosos. Sin embargo, lo que realmente está pasando es que nuestros cerebros están saturados por exceso y la intensidad de la información que nos llega por los sentidos.

Una respuesta simple, nuestro cubo sensorial

La analogía del cubo sensorial ha ayudado a mucha gente a comprender y manejar la sobrecarga de estimulación sensorial. También puede ayudarte a ti. Todos tenemos un cubo con una cantidad específica de información sensorial que podemos sobrellevar. Nuestra capacidad para manejar información sensorial puede cambiar dependiendo de lo que haya ocurrido en nuestras vidas.

Por ejemplo, durante una reciente ola de calor que tuvimos en Londres que duro una semana, noté que mi cubo sensorial estaba bastante lleno. Fui de compras y me di cuenta de lo mucho que me molestaba el ruido del tráfico, algo que no noto la mayoría de los días. Soy ya era consciente de que temperaturas altas me suelen afectar (¡a no ser que esté de vacaciones en una bonita playa, donde puedo nadar!). Definitivamente, el calor llena mi cubo rápidamente, y la ola de calor duró una semana. ¡Imagina lo lleno que estaba mi cubo al cabo de siete días de calor¡

Cuando nuestro cubo sensorial está lleno

Intentar funcionar con un cubo lleno es como intentar trabajar con un ordenador con demasiadas ventanas abiertas.

Si tienes un ordenador antiguo, tener muchas ventanas abiertas a menudo lo enlentece. El ordenador aún puede hacer su trabajo, pero de una manera muy lenta, e incluso puede llegar a fallar completamente. Y ésto es lo que ocurre con nuestros cerebros.

Los tres pasos para manejar la ansiedad relacionada con los sentidos

El primer paso para manejar la ansiedad es comenzar a notar que tu cubo está lleno. Esto a menudo ayuda a tener más paciencia con nosotros mismos, ya que te das cuenta de que estás intentando sobrellevar demasiadas cosas a la vez, en lugar de pensar que el problema eres tú. 

Desafortunadamente, puede que no tengas elección sobre algunas de las cosas y situaciones que llenan tu cubo o no puedas evitarlas. 

Lo siguiente es hacer una lista de las situaciones, personas y actividades que llenan tu cubo, en particular aquello que llena tu cubo rápidamente. ¿Necesitas llamar a alguien con quien realmente no te apetece hablar? ¿Estás esperando una llamada que no quieres recibir? ¿Tienes que hacer una presentación en el trabajo ? ¿Hace demasiado calor?

Darse cuenta de lo que llena tu cubo puede ayudarte a hacer espacio para las cosas importantes que necesitas o que quieres hacer, y a manejar los retos que se te presenten que no puedes evitar.

Y recuerda que lo que llena tu cubo puede ser diferente de lo que llena el cubo de los demás.

Cuando te des cuenta de que tu cubo está lleno, asegúrate de tomar descansos, o de ajustar el tiempo que le dedicas a las actividades que llenan tu cubo. Por ejemplo, si te espera una semana de mucho trabajo o un evento que te causa estrés, asegúrate de que dedicas el tiempo suficiente a descansar, a estar solo o hacer lo que necesites en ese momento.

¡Si empiezas a manejar mejor lo que entra en tu cubo sensorial, notarás también cómo disminuye tu ansiedad! 

Conclusión

La ansiedad puede ser un desafío significativo para las personas en el espectro autista, pero con el apoyo adecuado y las estrategias efectivas, es posible manejarla de manera exitosa. Comprender las causas subyacentes, como las dificultades de comunicación, los cambios en la rutina y las sensibilidades sensoriales, puede ayudar a proporcionar un entorno de apoyo y comprensión. Al aplicar estrategias como la comunicación clara, el uso de apoyos visuales, las técnicas de relajación y la creación de un entorno seguro, podemos ayudar a las personas autistas a gestionar su ansiedad y mejorar su calidad de vida.

¡Recuerda que cada persona autista es única, por lo que es importante adaptar las estrategias a sus necesidades individuales! Con el apoyo adecuado y la comprensión, podemos ayudar a aquellos que experimentan ansiedad en el espectro autista a vivir vidas plenas y significativas.

¡No dudes en compartir este artículo con aquellos que puedan beneficiarse de esta información invaluable!

Apoya a tus seres queridos autistas en su camino hacia una vida plena y sin ansiedad.