Guía práctica para manejar la labilidad emocional

Guía práctica para manejar la labilidad emocional

¿Alguna vez has sentido que tus emociones cambian de forma brusca e impredecible? ¿Te has sentido incapaz de controlar tus reacciones ante situaciones cotidianas? ¿Has notado que tu estado de ánimo se ve afectado por factores externos que no deberían influirte tanto? Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, es posible que sufras de labilidad emocional.

La labilidad emocional es un trastorno que se caracteriza por una inestabilidad y una intensidad excesiva de las emociones. Las personas que lo padecen experimentan cambios repentinos y frecuentes en su estado de ánimo, que pueden ir desde la euforia hasta la depresión, pasando por la ira, la ansiedad o el miedo. Estos cambios emocionales suelen ser desproporcionados con respecto a las situaciones que los provocan, y pueden durar desde unos minutos hasta varias horas.

La labilidad emocional puede tener un impacto negativo en la vida personal, social y laboral de quien la sufre. Puede dificultar el establecimiento de relaciones estables y satisfactorias, el cumplimiento de las responsabilidades y obligaciones, y el desarrollo de una autoestima y una identidad sólidas. Además, puede generar sentimientos de culpa, vergüenza, frustración y soledad.

¿Qué causa la labilidad emocional?

No existe una única causa que explique la labilidad emocional, sino que se trata de un fenómeno multifactorial que depende de la interacción de diversos elementos. Algunos de los factores que pueden contribuir a la aparición de la labilidad emocional son:

  • Factores biológicos: Algunas alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso central, como las que se producen por el consumo de drogas, el abuso de alcohol, el estrés crónico, el envejecimiento o algunas enfermedades neurológicas, pueden afectar a la regulación de los neurotransmisores que intervienen en el procesamiento de las emociones. Esto puede provocar una mayor sensibilidad y reactividad emocional, así como una menor capacidad de inhibición y control.
  • Factores psicológicos: Algunas características de la personalidad, como la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración, el perfeccionismo o la inseguridad, pueden favorecer la aparición de la labilidad emocional. Asimismo, algunos trastornos mentales, como el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad o el trastorno de estrés postraumático, pueden tener como síntoma la labilidad emocional.
  • Factores sociales: El entorno en el que se desarrolla una persona puede influir en su forma de expresar y manejar sus emociones. Algunas situaciones que pueden generar labilidad emocional son la falta de apoyo social, el aislamiento, el maltrato, el abandono, la violencia, el acoso o la discriminación. Estas situaciones pueden provocar un deterioro de la autoestima, una dificultad para confiar en los demás, una sensación de incomprensión y una falta de habilidades sociales.

¿Cómo superar la labilidad emocional?

La labilidad emocional no es una condición permanente ni irreversible. Con el tratamiento adecuado y el compromiso personal, es posible aprender a gestionar las emociones de forma más saludable y adaptativa. Algunas de las estrategias que pueden ayudar a superar la labilidad emocional son:

  • Buscar ayuda profesional: Si la labilidad emocional interfiere en tu bienestar y en tu funcionamiento diario, es recomendable que consultes con un psicólogo o un psiquiatra que pueda evaluar tu caso y ofrecerte el tratamiento más adecuado. El tratamiento puede incluir terapia psicológica, medicación o una combinación de ambas. El objetivo del tratamiento es ayudarte a identificar, comprender, aceptar y regular tus emociones, así como a mejorar tu autoestima, tu autocontrol y tus relaciones interpersonales.
  • Practicar la autoobservación: Una forma de mejorar el manejo de las emociones es prestar atención a cómo te sientes, qué piensas y cómo actúas en cada momento. Esto te permitirá detectar los cambios emocionales, las situaciones que los desencadenan, los pensamientos que los acompañan y las consecuencias que tienen. Así, podrás anticiparte a las posibles crisis, modificar los pensamientos negativos o irracionales, y elegir las respuestas más adecuadas.
  • Desarrollar hábitos saludables: Cuidar tu salud física y mental es fundamental para mejorar tu estabilidad emocional. Algunos hábitos que pueden beneficiarte son: dormir lo suficiente, alimentarte de forma equilibrada, hacer ejercicio regularmente, evitar el consumo de sustancias tóxicas, practicar técnicas de relajación, meditación o mindfulness, dedicar tiempo a actividades que te gusten y te hagan sentir bien, y rodearte de personas que te apoyen y te valoren.
  • Buscar apoyo social: No estás solo en tu lucha contra la labilidad emocional. Hay muchas personas que te pueden ayudar y comprender. Busca el apoyo de tu familia, tus amigos, tu pareja, tus compañeros de trabajo o de estudio, o de grupos de autoayuda. Comparte con ellos tus sentimientos, tus dificultades, tus logros y tus metas. Pide ayuda cuando la necesites y ofrece tu ayuda cuando puedas. Establece vínculos afectivos sólidos y respetuosos, y evita las relaciones tóxicas o conflictivas.
Guía práctica para manejar la labilidad emocional

Casos reales de superación de la labilidad emocional

La labilidad emocional no es un obstáculo insalvable para alcanzar la felicidad y el éxito. Hay muchas personas que han logrado superar este trastorno y que han compartido sus experiencias para inspirar y motivar a otros. A continuación, te presentamos algunos ejemplos de casos reales de superación de la labilidad emocional:

  • María: María es una mujer de 35 años que sufre de labilidad emocional desde su adolescencia. Su infancia estuvo marcada por el abuso y el abandono de sus padres, lo que le generó una baja autoestima, una gran inseguridad y una dificultad para confiar en los demás. Durante años, María vivió en un estado de angustia y desesperación, alternando episodios de depresión, ansiedad, ira y euforia. Sus relaciones personales eran caóticas y conflictivas, y su rendimiento laboral era deficiente. María decidió buscar ayuda profesional cuando se dio cuenta de que su vida se estaba desmoronando y de que necesitaba un cambio. Con la ayuda de un psicólogo y un psiquiatra, María inició un tratamiento que combinaba terapia cognitivo-conductual y medicación. María aprendió a identificar, comprender y regular sus emociones, a modificar sus pensamientos negativos, a mejorar su autoestima y su autocontrol, y a establecer relaciones más sanas y satisfactorias. María también se apoyó en su hermana, su mejor amiga y su pareja, que la acompañaron y la animaron en su proceso de recuperación. María logró superar su labilidad emocional y actualmente se siente más feliz, tranquila y segura de sí misma. María trabaja como administrativa en una empresa, tiene una relación estable y armoniosa con su pareja, y disfruta de su tiempo libre haciendo actividades que le gustan, como leer, pintar o viajar.
  • Pedro: Pedro es un hombre de 40 años que padece de labilidad emocional desde su infancia. Su madre sufría de trastorno bipolar y su padre era alcohólico, lo que le provocó una falta de afecto, de atención y de estabilidad durante su desarrollo. Pedro creció siendo un niño impulsivo, rebelde y conflictivo, que tenía problemas para adaptarse a las normas, para concentrarse y para relacionarse con los demás. Pedro fue diagnosticado de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y de labilidad emocional cuando tenía 15 años, pero no recibió el tratamiento adecuado. Pedro se refugió en las drogas, el alcohol y el sexo como formas de escapar de su malestar y de sentirse vivo. Pedro tuvo varios trabajos precarios y temporales, y ninguna relación sentimental duradera. Pedro tocó fondo cuando sufrió una sobredosis y estuvo al borde de la muerte. Pedro decidió cambiar su vida y buscar ayuda profesional cuando se recuperó. Con la ayuda de un psiquiatra y un psicólogo, Pedro inició un tratamiento que combinaba medicación y terapia dialéctica conductual. Pedro aprendió a reconocer, aceptar y expresar sus emociones, a controlar sus impulsos, a establecer metas y planes de acción, y a mejorar sus habilidades sociales. Pedro también se apoyó en su hermano, su sobrino y su novia, que le brindaron su cariño y su comprensión. Pedro logró superar su labilidad emocional y actualmente se siente más tranquilo, feliz y motivado. Pedro trabaja como monitor de ocio y tiempo libre en un centro juvenil, tiene una relación estable y amorosa con su novia, y disfruta de su tiempo libre haciendo actividades que le aportan bienestar, como practicar yoga, tocar la guitarra o pasear por la naturaleza.

¿Qué no debo hacer jamás si sufro de labilidad emocional?

Si sufres de labilidad emocional, es importante que sepas qué cosas debes evitar para no empeorar tu situación y para facilitar tu recuperación. Algunas de las cosas que no debes hacer jamás si sufres de labilidad emocional son:

  • No te aísles ni te reprimas: Aunque te sientas incomprendido, avergonzado o culpable por tus cambios emocionales, no te aísles ni te reprimas. Busca el apoyo de las personas que te quieren y te respetan, y exprésales cómo te sientes y qué necesitas. No te guardes tus emociones, sino que déjalas salir de forma adecuada y saludable. La comunicación y la conexión con los demás son fundamentales para tu bienestar emocional.
  • No te auto-mediques ni abuses de sustancias: Aunque te sientas tentado de aliviar tu malestar con medicamentos, alcohol, drogas u otras sustancias, no lo hagas. Estas sustancias pueden tener efectos negativos en tu salud física y mental, y pueden alterar aún más tu equilibrio emocional. Además, pueden generar una dependencia que te dificulte salir de tu problema. Si necesitas medicación, consulta con un profesional que te la recete y te la supervise.
  • No te juzgues ni te critiques: Aunque te sientas frustrado, decepcionado o enfadado contigo mismo por tu labilidad emocional, no te juzgues ni te critiques. No te compares con los demás, ni te exijas más de lo que puedes dar. No te culpes por algo que no está bajo tu control, ni te desprecies por ello. Sé compasivo, paciente y amable contigo mismo. Reconoce tu valor, tus fortalezas y tus logros. Quiérete y respétate como eres.
  • No te resignes ni te rindas: Aunque te sientas desesperado, impotente o desanimado por tu labilidad emocional, no te resignes ni te rindas. No pienses que no tiene solución, ni que no puedes cambiar. No pierdas la esperanza, ni la ilusión. Busca ayuda profesional, sigue el tratamiento, cumple tus objetivos, celebra tus avances. Confía en ti, en tu capacidad de superación y en tu potencial. Lucha por tu felicidad y por tu calidad de vida.

Preguntas frecuentes sobre la labilidad emocional

A continuación, te presentamos algunas de las preguntas más frecuentes que se hacen las personas que sufren o quieren saber más sobre la labilidad emocional, y sus respectivas respuestas:

¿Qué diferencia hay entre la labilidad emocional y la sensibilidad emocional? 

La sensibilidad emocional es la capacidad de percibir, comprender y valorar las emociones propias y ajenas. Es una cualidad positiva que favorece la empatía, la comunicación y la inteligencia emocional. La labilidad emocional, en cambio, es un trastorno que implica una dificultad para regular, controlar y adaptar las emociones a las circunstancias. Es una condición negativa que dificulta el equilibrio, la estabilidad y el bienestar emocional.

¿Qué puedo hacer si tengo un familiar o un amigo que sufre de labilidad emocional? 

Lo primero que puedes hacer es mostrarle tu apoyo, tu respeto y tu comprensión. No le juzgues, no le critiques, no le minimices, no le ignores. Escúchale, háblale, abrázale, acompáñale. Ayúdale a buscar ayuda profesional, a seguir el tratamiento, a cumplir sus objetivos, a celebrar sus logros. Sé paciente, flexible y tolerante. No te olvides de cuidarte a ti mismo, de poner límites, de expresar tus necesidades, de buscar tu propio apoyo.

¿Qué puedo hacer si yo mismo sufro de labilidad emocional? 

Lo primero que puedes hacer es reconocer tu problema, aceptar tu situación y quererte a ti mismo. No te avergüences, no te culpes, no te aísles, no te rindas. Busca ayuda profesional, sigue el tratamiento, cumple tus objetivos, celebra tus logros. Busca apoyo social, rodeate de personas que te quieran y te valoren, comparte tus sentimientos y tus dificultades, pide ayuda cuando la necesites y ofrece tu ayuda cuando puedas. Cuida tu salud física y mental, desarrolla hábitos saludables, practica actividades que te hagan sentir bien, disfruta de la vida.

Conclusión

La labilidad emocional es un trastorno que se caracteriza por una inestabilidad y una intensidad excesiva de las emociones. Las personas que lo padecen experimentan cambios repentinos y frecuentes en su estado de ánimo, que pueden ir desde la euforia hasta la depresión, pasando por la ira, la ansiedad o el miedo. Estos cambios emocionales suelen ser desproporcionados con respecto a las situaciones que los provocan, y pueden durar desde unos minutos hasta varias horas.

La labilidad emocional puede tener un impacto negativo en la vida personal, social y laboral de quien la sufre. Puede dificultar el establecimiento de relaciones estables y satisfactorias, el cumplimiento de las responsabilidades y obligaciones, y el desarrollo de una autoestima y una identidad sólidas. Además, puede generar sentimientos de culpa, vergüenza, frustración y soledad.

La labilidad emocional no tiene una única causa, sino que depende de la interacción de diversos factores biológicos, psicológicos y sociales. Algunos de estos factores son el consumo de drogas, el abuso de alcohol, el estrés crónico, el envejecimiento, algunas enfermedades neurológicas, la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración, el perfeccionismo, la inseguridad, algunos trastornos mentales, la falta de apoyo social, el aislamiento, el maltrato, el abandono, la violencia, el acoso o la discriminación.

La labilidad emocional no es una condición permanente ni irreversible. Con el tratamiento adecuado y el compromiso personal, es posible aprender a gestionar las emociones de forma más saludable y adaptativa. Algunas de las estrategias que pueden ayudar a superar la labilidad emocional son buscar ayuda profesional, practicar la autoobservación, desarrollar hábitos saludables y buscar apoyo social.

La labilidad emocional no es un obstáculo insalvable para alcanzar la felicidad y el éxito. Hay muchas personas que han logrado superar este trastorno y que han compartido sus experiencias para inspirar y motivar a otros. Sus historias nos muestran que con esfuerzo, perseverancia y esperanza, se puede salir adelante y vivir una vida plena y satisfactoria.

Esperamos que este artículo te haya sido útil y que te haya aportado información, consejos y recursos para mejorar tu estabilidad emocional. Si tienes alguna duda, consulta o sugerencia, no dudes en contactarnos. Estaremos encantados de atenderte y ayudarte. Gracias por leernos y hasta la próxima.

Fuentes del artículo

Libros

  1. «Aprendiendo a manejar mis emociones de manera inteligente» – Universitaria Agustiniana (2016)
  2. «Las Emociones ¿Qué es el ABC emocional?» – Pontificia Universidad Javeriana (2020)
  3. «Psicología de la emoción (Capítulo 1)» – G. Fernández-Abascal y Pilar Jiménez Sánchez (2010)
  4. «Control cerebral y emocional» – Narciso Irala (1973)
  5. «Manual Ayudando a Crecer. Desarrollo emocional y social» – Organización Panamericana de la Salud (2003)
  6. «La expresión y comunicación emocional como base de la creatividad» – José Clares López (2018)
  7. «Psicología de la emoción: el proceso emocional» – Mariano Chóliz Montañés (2005)
  8. «Las emociones en la historia: una propuesta de divulgación» – José Antonio Jara Fuente (2020)
  9. «Teoría de las emociones. Estudio histórico-psicológico» – Lev Vygotsky (2004)
  10. «Guía de autoayuda sobre tipos de intervención para manejar las emociones» – Esperanza Dongil, Antonio Cano (2014)

Estos libros están disponibles para descarga gratuita en PDF y abordan diversas perspectivas sobre las emociones, lo cual puede ser útil para entender la labilidad emocional desde un enfoque integral​​.

Sitios Web

  1. Manuel Escudero – Ofrece información sobre los síntomas, causas y tratamiento de la labilidad emocional​​.
  2. IEPP – Proporciona una definición detallada de la labilidad emocional, sus causas y consecuencias​​.
  3. Mayo Clinic – Presenta información sobre el diagnóstico y tratamiento de la labilidad emocional, así como sobre los especialistas que pueden diagnosticarla​​.
  4. Neurita – Aborda la labilidad emocional como un trastorno neurológico, ofreciendo detalles sobre sus causas y consecuencias​​.
  5. Psicopedia – Describe las manifestaciones de la labilidad emocional y explica cómo afecta la expresión de las emociones básicas​​.

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