
Creencias que perpetúan el conflicto familiar
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La familia tiene un fuerte impacto en nosotros. En la familia aprendemos quiénes somos, aprendemos vocabulario, costumbres y rituales, aprendemos a percibir e interpretar el mundo que nos rodea. También es a partir de estas primeras relaciones importantes que aprendemos cómo amar y cómo interactuar con los demás. Si nacemos en una familia con relaciones saludables, es probable que aprendamos a mantener relaciones saludables. Si nacemos en una familia disfuncional que lucha por conectarse, es posible que tengamos dificultades para conectarnos con los demás.
La psicoterapia familiar permite a los familiares, parejas y todos los que se preocupan por los demás expresar y explorar sus pensamientos y emociones difíciles, comprender las experiencias y opiniones de los demás, apreciar las necesidades de los demás, desarrollar sus puntos fuertes y hacer cambios beneficiosos en sus relaciones y vidas. Podemos encontrar la terapia familiar útil como una oportunidad para reflexionar sobre relaciones importantes y encontrar formas de resolver problemas. Las investigaciones muestran que la terapia familiar es útil para niños y jóvenes, así como para adultos, cuando experimentan una gran variedad de dificultades. Esta terapia puede ayudar a las familias cuando se sienten abrumadas, tristes y enojadas, o cuando se sienten atrapadas. Por lo tanto, La terapia familiar es una rama de la psicoterapia diseñada para ayudar a iniciar cambios y desarrollar relaciones entre sus miembros. La tarea del terapeuta familiar es facilitar las conversaciones con el papel de actuar como catalizadores para fortalecer y mejorar las conexiones existentes entre los miembros de la familia.
Hay una serie de técnicas de asesoramiento que se utilizan para la terapia familiar. Estos incluyen: terapia estructural; terapia estratégica; terapia narrativa; terapia transgeneracional; terapia para problemas de comunicación.
Tipos de terapia familiar
Los psicólogos en Mallorca pueden utilizar diferentes tipos de terapia familiar, dependiendo de las necesidades específicas de cada familia. A continuación se describen algunos de los enfoques más comunes:
- Terapia sistémica: La terapia sistémica se centra en la interacción entre los miembros de la familia, en lugar de centrarse en los problemas individuales de cada persona. El objetivo de este enfoque es mejorar la comunicación, la cooperación y la resolución de conflictos dentro de la familia.
- Terapia estructural: La terapia estructural se centra en la organización de la familia y cómo sus miembros se relacionan entre sí. El terapeuta ayuda a los miembros de la familia a comprender cómo su estructura familiar afecta su comportamiento y sus relaciones.
- Terapia narrativa: La terapia narrativa se centra en la creación de historias compartidas y significativas para la familia. El terapeuta ayuda a los miembros de la familia a redefinir sus problemas a través de narrativas alternativas más positivas.
- Terapia cognitivo-conductual: La terapia cognitivo-conductual (TCC) se centra en los pensamientos y comportamientos disfuncionales que contribuyen a los problemas familiares. El terapeuta ayuda a los miembros de la familia a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento negativos.
- Terapia de solución de problemas: La terapia de solución de problemas se centra en identificar los problemas específicos de la familia y en encontrar soluciones prácticas para resolverlos. El terapeuta ayuda a los miembros de la familia a identificar y abordar los problemas de manera efectiva.
En resumen, los psicólogos pueden utilizar diferentes tipos de terapia familiar según las necesidades y preferencias de cada familia. El objetivo de cualquier enfoque de terapia familiar es mejorar la comunicación, la cooperación y la resolución de conflictos en el núcleo familiar.
¿Cuáles problemas resuelve la terapia familiar?
La terapia familiar es una forma de psicoterapia que se centra en ayudar a las familias a resolver conflictos, mejorar la comunicación y fortalecer las relaciones. Los problemas que se pueden abordar en la terapia familiar son diversos, pero aquí hay algunos ejemplos:
- Problemas de comunicación: La terapia familiar puede ayudar a las familias a comunicarse de manera más efectiva y a mejorar la comprensión mutua. La terapia puede enseñar a los miembros de la familia habilidades de comunicación, como escuchar activamente y expresar sentimientos de una manera saludable.
- Conflictos familiares: Las familias a menudo tienen diferencias de opinión y desacuerdos que pueden generar conflictos. La terapia familiar puede ayudar a las familias a abordar estos conflictos de una manera constructiva y a encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todos los miembros de la familia.
- Problemas de comportamiento: Los problemas de comportamiento en niños y adolescentes, como la desobediencia, la falta de respeto o los problemas escolares, pueden ser abordados mediante la terapia familiar. Los terapeutas pueden trabajar con la familia para desarrollar estrategias para mejorar el comportamiento del niño o adolescente y fomentar un ambiente familiar más saludable.
- Problemas de relaciones: La terapia familiar puede ayudar a las familias a mejorar sus relaciones y a fortalecer sus lazos afectivos. Por ejemplo, la terapia puede ayudar a los miembros de la familia a desarrollar una mayor empatía y comprensión mutua, a aprender a expresar amor y afecto de una manera saludable y a crear un ambiente de apoyo y confianza.
- Cambios en la vida familiar: La terapia familiar también puede ser útil cuando la familia está atravesando un cambio importante, como el divorcio, la muerte de un ser querido, la llegada de un nuevo miembro de la familia o una mudanza. La terapia puede ayudar a la familia a adaptarse a estos cambios y a manejar el estrés asociado.
En general, la terapia familiar es útil cuando los problemas de la familia son difíciles de resolver por sí mismos y están afectando el bienestar emocional y mental de los miembros de la familia. Un terapeuta familiar puede ayudar a la familia a desarrollar estrategias para mejorar la comunicación, resolver conflictos y fortalecer las relaciones familiares.
¿Cuanto dura la terapia familiar?
La duración de la terapia familiar puede variar significativamente dependiendo de varios factores, como el tipo de problema que enfrenta la familia, la gravedad del problema y la complejidad de las relaciones familiares. Además, la frecuencia de las sesiones también puede influir en la duración total de la terapia.
En general, la terapia familiar puede durar desde unas pocas sesiones hasta varios meses o incluso años. En algunos casos, la terapia puede ser de corto plazo y durar solo unas pocas sesiones, especialmente si el problema es relativamente sencillo o si la familia tiene una buena capacidad de resolución de conflictos. En otros casos, la terapia puede requerir más tiempo y sesiones, especialmente si el problema es más complejo y la familia necesita trabajar en áreas como la comunicación, el establecimiento de límites y la resolución de conflictos.
Es importante tener en cuenta que la duración de la terapia familiar puede ser flexible y puede ser ajustada según sea necesario. En algunos casos, una familia puede comenzar la terapia y luego tomar un descanso antes de regresar para continuar el proceso. Esto puede depender de varios factores, como la disponibilidad del terapeuta, la capacidad de la familia para asistir a las sesiones y la gravedad del problema que se está abordando.
En última instancia, la duración de la terapia familiar dependerá de las necesidades únicas de cada familia y del progreso que se logre en la resolución de los problemas identificados. El terapeuta trabajará con la familia para establecer objetivos realistas y desarrollar un plan de tratamiento personalizado que tenga en cuenta las necesidades específicas de la familia y las metas terapéuticas a largo plazo.
Este último pretende dar una idea de la lucha por el control en las relaciones familiares, una lucha que a menudo se desarrolla a lo largo de varias generaciones. También trata de contrarrestar la resistencia de la familia al cambio. La técnica se enfoca en analizar los sistemas de creencias asimilados por los miembros de la familia en forma individual o en conjunto, y desafía los rituales y prácticas familiares, particularmente en lo que respecta al conflicto. Al forzar el foco de atención en los sistemas de creencias inconscientes, la terapia familiar intenta desmantelar los sistemas de creencias que perpetúan el conflicto entre familiares.
Aunque la vida familiar a menudo se idealiza, siempre ha estado llena de conflicto y tensión. Las dificultades entre los cónyuges son comunes. Surgen desacuerdos, desde cómo se debe criar a los niños hasta cómo se debe planificar el presupuesto familiar. Los esposos y las esposas con frecuencia luchan con su incapacidad para mantener el romance más allá de los primeros años del matrimonio, por lo que tienen que aprender a mantener una relación en la que la asociación y el compañerismo pueden volverse más importantes que el amor apasionado. Además, los conflictos entre padres e hijos son comunes. A medida que los padres afirman su autoridad y los niños tratan de afirmar su autonomía en consecuencia, el conflicto es inevitable.
Aunque a menudo esperamos que las familias superen el caos de la sociedad, esta perspectiva coloca expectativas poco realistas sobre la familia. En el mundo real, las familias no siempre son un refugio, ya que también pueden estar plagadas de conflictos.
Algunas familias involucran a una tercera persona en el conflicto, una estrategia que requiere que el intruso medie en la dificultad. Por lo tanto, puede tomar una posición en un lado o en el otro. Y así, solo conduce al empeoramiento del desacuerdo. A veces, cuando no pueden resolver su conflicto, las partes «en conflicto» pueden unirse para centrar su atención en otro miembro de la familia, como una forma de evitar abordar el problema real.
Dentro de cada familia existen ciertas alianzas, coaliciones y rivalidades. A veces, madre e hija pueden formar una alianza contra padre y/o hijo. O los dos padres podrían hacer un pacto con los hijos, sobre un tema determinado. Pero dentro de una familia saludable estas coaliciones no son fijas; cambian de una situación a otra y no interrumpen el funcionamiento de la familia. Si se vuelven rígidos y duraderos, pueden causar daño a la familia.
Para comprender mejor la dinámica de su propia familia, es útil hacerse preguntas como: «¿Con qué miembro de la familia tiendo a estar de acuerdo (o en desacuerdo)?»; «Cuando mis hijos pelean, ¿de qué lado se ponen generalmente?»; «¿Quién en la familia me molesta más?»
El conflicto ocasional es parte de la vida familiar. Sin embargo, el conflicto en curso puede ser estresante y perjudicial para las relaciones. A algunas personas les resulta difícil controlar sus sentimientos. Sin embargo, la comunicación positiva ayuda a reducir el conflicto para que los miembros de la familia puedan llegar a una resolución pacífica. Esto generalmente significa que todos están de acuerdo con un compromiso.
A veces, sin embargo, las emociones fuertes que provocan conflictos y desequilibrios en la familia son difíciles de manejar. Este es el contexto en el que se recomienda recordar que solo pueden resolverse en una situación de asesoramiento.