
Guía para comprender la somatización y sus efectos en la salud mental
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¿Alguna vez has sentido un dolor de cabeza, un malestar estomacal o una palpitación en el corazón sin tener una causa física que lo explique? ¿Has acudido al médico y te han dicho que no tienes nada, pero sigues sintiendo molestias? Si es así, puede que estés experimentando un fenómeno llamado somatización.
La somatización es la expresión de un malestar emocional o psicológico a través de síntomas físicos. Es decir, el cuerpo se convierte en el canal por el que se manifiestan las emociones que no se pueden expresar de otra forma. La somatización no es una enfermedad, sino una forma de adaptación al estrés o al conflicto.
En este artículo, te vamos a explicar qué es la somatización, cuáles son sus causas, cómo afecta a la salud mental y qué se puede hacer para manejarla. Nuestro objetivo es que puedas comprender mejor este fenómeno y que puedas mejorar tu calidad de vida. ¿Te interesa? Entonces, sigue leyendo.
¿Qué es la somatización?
La somatización es un proceso por el que el organismo transforma una emoción o un pensamiento negativo en un síntoma físico. Por ejemplo, si una persona se siente ansiosa por una situación laboral, puede desarrollar un dolor de espalda, una taquicardia o una sudoración excesiva. Estos síntomas no tienen una causa orgánica, sino que son el reflejo de su estado emocional.
La somatización no es algo voluntario ni consciente. La persona que somatiza no finge ni exagera sus síntomas, sino que los siente de forma real y los vive con angustia. La somatización tampoco es un signo de debilidad o de locura, sino una forma de comunicar un malestar que no se puede verbalizar.
La somatización es un fenómeno muy frecuente en la población general. Se estima que entre el 10 y el 30% de las consultas médicas se deben a síntomas somáticos sin explicación médica. Además, la somatización puede estar presente en diversos trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático o los trastornos de personalidad.
¿Cuáles son las causas de la somatización?
No existe una única causa que explique la somatización, sino que se trata de un fenómeno multifactorial, que depende de la interacción de diversos factores biológicos, psicológicos y sociales. Algunos de estos factores son:
- Factores biológicos: se refieren a las características genéticas, hormonales, inmunológicas y neurológicas que pueden influir en la sensibilidad al dolor y en la percepción de los síntomas físicos. Por ejemplo, se ha observado que las personas que somatizan tienen una mayor actividad de la amígdala, una región cerebral relacionada con el procesamiento de las emociones.
- Factores psicológicos: se refieren a las creencias, actitudes, emociones y estilos de afrontamiento que pueden favorecer la aparición de síntomas somáticos. Por ejemplo, se ha encontrado que las personas que somatizan suelen tener una baja autoestima, una tendencia al perfeccionismo, una dificultad para expresar y regular sus emociones, y una forma de afrontar los problemas basada en la evitación o la pasividad.
- Factores sociales: se refieren al contexto familiar, cultural y ambiental en el que se desarrolla la persona y que puede condicionar su forma de experimentar y manifestar el malestar. Por ejemplo, se ha sugerido que la somatización puede ser más frecuente en culturas donde se valora más la expresión corporal que la verbal, o en situaciones donde se vive una alta presión, violencia o discriminación.

¿Cómo afecta la somatización a la salud mental?
La somatización puede tener un impacto negativo en la salud mental de las personas que la padecen. Algunas de las consecuencias que puede provocar son:
- Ansiedad y depresión: la presencia de síntomas físicos sin una causa médica puede generar una gran preocupación, miedo e incertidumbre en la persona que los sufre, lo que puede desencadenar o agravar un cuadro de ansiedad o depresión. Además, la somatización puede interferir en el funcionamiento diario de la persona, limitando su capacidad para trabajar, estudiar, relacionarse o disfrutar de la vida, lo que puede aumentar su sensación de tristeza, frustración o desesperanza.
- Baja autoestima y autoeficacia: la somatización puede afectar a la forma en que la persona se valora y se percibe a sí misma, disminuyendo su autoestima y su autoeficacia. La autoestima es el grado de aprecio y respeto que uno tiene por sí mismo, mientras que la autoeficacia es la creencia en la propia capacidad para lograr los objetivos que se propone. La somatización puede hacer que la persona se sienta culpable, avergonzada o inútil por sus síntomas, o que crea que no tiene el control sobre su cuerpo o su vida.
- Aislamiento y conflicto social: la somatización puede dificultar la comunicación y la comprensión entre la persona que la padece y su entorno social. Por un lado, la persona puede sentir que los demás no la creen, la apoyan o la respetan por sus síntomas, lo que puede generar resentimiento, desconfianza o rechazo. Por otro lado, la persona puede adoptar un rol de enfermo, dependiente o víctima, lo que puede provocar una sobrecarga, una irritación o una distancia en sus familiares, amigos o pareja.
¿Qué se puede hacer para manejar la somatización?
La somatización no es algo que se pueda curar con una pastilla o una operación, sino que requiere de un abordaje integral, que tenga en cuenta los aspectos físicos, psicológicos y sociales que la originan y la mantienen. Algunas de las estrategias que se pueden emplear para manejar la somatización son:
- Acudir al médico de forma regular: es importante que la persona que somatiza consulte con su médico de cabecera o con un especialista para descartar cualquier causa orgánica de sus síntomas y para recibir un seguimiento adecuado de su estado de salud. Sin embargo, se debe evitar la automedicación, la búsqueda excesiva de información médica en internet o la consulta con múltiples profesionales sin una coordinación entre ellos, ya que esto puede aumentar la ansiedad y la obsesión por los síntomas.
- Realizar ejercicio físico moderado: el ejercicio físico puede ser beneficioso para la salud física y mental de las personas que somatizan, ya que ayuda a liberar endorfinas, a mejorar el ánimo, a reducir el estrés, a fortalecer el sistema inmunológico y a prevenir o aliviar el dolor. Se recomienda realizar una actividad física adaptada a las características y preferencias de cada persona, al menos tres veces por semana, durante 30 minutos.
- Practicar técnicas de relajación: las técnicas de relajación son herramientas que permiten disminuir la tensión muscular y mental, favoreciendo un estado de calma y bienestar. Algunas de las técnicas de relajación más utilizadas son la respiración diafragmática, la relajación progresiva de Jacobson, el mindfulness o la meditación. Se aconseja practicar una técnica de relajación al día, durante 10 o 15 minutos, en un lugar tranquilo y cómodo.
- Expresar y regular las emociones: la expresión y la regulación de las emociones son habilidades que permiten reconocer, aceptar y manejar los sentimientos de forma adecuada, sin reprimirlos ni exagerarlos. Algunas de las formas de expresar y regular las emociones son: escribir un diario, hablar con un amigo, familiar o profesional de confianza, realizar actividades que generen placer, satisfacción o diversión, buscar apoyo emocional o psicológico cuando se necesite, etc. Estas acciones pueden ayudar a liberar la carga emocional que se acumula y que puede provocar la somatización.
- Cambiar los pensamientos negativos: los pensamientos negativos son aquellos que se basan en creencias irracionales, distorsiones cognitivas o generalizaciones que no se ajustan a la realidad y que generan malestar. Algunos ejemplos de pensamientos negativos son: “tengo algo grave y nadie me lo dice”, “soy un fracaso por tener estos síntomas”, “nunca voy a mejorar”, etc. Estos pensamientos se pueden cambiar por otros más racionales, objetivos y positivos, que se basen en la evidencia, en las posibilidades y en los recursos. Por ejemplo: “no tengo ninguna enfermedad grave, solo necesito aprender a manejar mi estrés”, “tengo muchos logros y cualidades que me hacen valioso”, “puedo mejorar con ayuda y esfuerzo”, etc. Estos pensamientos pueden aumentar la autoestima, la confianza y la motivación de la persona.
- Acudir a terapia psicológica: la terapia psicológica es un proceso de ayuda profesional que tiene como objetivo mejorar la salud mental y el bienestar de las personas. La terapia psicológica puede ser muy útil para las personas que somatizan, ya que les permite identificar y modificar los factores que originan y mantienen sus síntomas, así como desarrollar habilidades y estrategias para afrontarlos de forma más eficaz. Existen diferentes tipos de terapia psicológica, pero los más recomendados para la somatización son la terapia cognitivo-conductual y la terapia de aceptación y compromiso.
Preguntas frecuentes sobre la somatización
A continuación, te presentamos algunas de las preguntas más frecuentes que se hacen las personas que sufren de somatización o que quieren saber más sobre este fenómeno.
¿Qué diferencia hay entre somatización y trastorno de somatización?
La somatización es un proceso general que puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida, mientras que el trastorno de somatización es una categoría diagnóstica que se aplica a las personas que presentan una somatización crónica, severa y que interfiere significativamente en su funcionamiento. El trastorno de somatización se caracteriza por la presencia de múltiples síntomas físicos que duran más de seis meses y que no se pueden explicar por una causa médica, una sustancia o un trastorno mental. Además, la persona que padece el trastorno de somatización suele tener una preocupación excesiva por sus síntomas, una búsqueda compulsiva de atención médica y una dificultad para aceptar que su origen es psicológico.
¿Qué relación hay entre la somatización y la hipocondría?
La hipocondría es un trastorno mental que se caracteriza por una preocupación exagerada y persistente por tener o contraer una enfermedad grave, basada en la interpretación errónea de los síntomas físicos. La hipocondría y la somatización tienen en común que ambas implican una atención y una ansiedad elevadas por los síntomas físicos, pero se diferencian en que la hipocondría se centra en el miedo a tener una enfermedad específica, mientras que la somatización se centra en el malestar que causan los síntomas en sí mismos. Además, la hipocondría suele estar asociada a una mayor conciencia y conocimiento de las enfermedades, mientras que la somatización suele estar relacionada con una menor expresión y comprensión de las emociones.
¿Qué se puede hacer para ayudar a una persona que somatiza?
Si conoces a alguien que somatiza, puedes ayudarle de las siguientes formas:
- Mostrar empatía y comprensión: es importante que le hagas saber que entiendes y respetas lo que siente, que no le juzgas ni le criticas por sus síntomas, y que le ofreces tu apoyo y tu escucha. Evita minimizar, negar o ridiculizar sus síntomas, ya que esto puede aumentar su malestar y su aislamiento.
- Fomentar la comunicación y la expresión emocional: puedes animarle a que te cuente cómo se siente, qué le preocupa, qué le angustia, etc. y a que busque otras formas de expresar sus emociones, como escribir, dibujar, cantar, etc. Esto puede ayudarle a liberar la tensión emocional que puede estar detrás de sus síntomas.
- Invitarle a realizar actividades positivas: puedes proponerle que haga cosas que le gusten, que le diviertan o que le relajen, como salir a pasear, ver una película, practicar un hobby, etc. Esto puede mejorar su ánimo, su autoestima y su salud física y mental.
- Orientarle a buscar ayuda profesional: puedes sugerirle que consulte con su médico o con un psicólogo para que le orienten y le ayuden a manejar sus síntomas y a mejorar su calidad de vida. Puedes acompañarle a las citas o a las sesiones, si lo desea, o facilitarle información sobre los recursos disponibles.
Conclusión
La somatización es un fenómeno por el que el cuerpo expresa un malestar emocional o psicológico a través de síntomas físicos. La somatización no es una enfermedad, sino una forma de adaptación al estrés o al conflicto. La somatización puede tener diversas causas, que dependen de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. La somatización puede afectar a la salud mental, generando ansiedad, depresión, baja autoestima, aislamiento y conflicto social. La somatización se puede manejar con un abordaje integral, que incluya la consulta médica, el ejercicio físico, la relajación, la expresión y regulación emocional, el cambio de pensamientos negativos y la terapia psicológica.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a comprender mejor la somatización y sus efectos en la salud mental. Si crees que puedes estar somatizando o que necesitas ayuda para mejorar tu bienestar, no dudes en contactar con nosotros. En Zero Psicólogos somos expertos en salud mental y te ofrecemos un servicio profesional, personalizado y de calidad. Estamos a tu disposición para ayudarte a superar tus dificultades y a alcanzar tus objetivos. ¡Te esperamos!
Fuentes del artículo
Libros
- «USTED NO TIENE NADA: LA SOMATIZACION»
- «SOMATIZACIONES» por Javier García Campayo
- «Usted no tiene nada. La somatización» por Javier García Campayo
- «Trauma y somatización» por InmaME
- «ESTRÉS : SOMATIZACIÓN, CONSECUENCIAS Y EFECTOS A NIVEL FÍSICO, EMOCIONAL, MENTAL Y ENERGÉTICO» por Luis Carlos Rodríguez Álvarez
Sitios Web
- Manual MSD – Trastornos Psiquiátricos
- Siquia
- Avance Psicólogos
- Centro de Psicología Canvis
- Awen Psicología
Unos consejos muy buenos porque cuando la mente no está bien el cuerpo acaba perjudicado. Saludos
Gracias Nuria por leernos.