
Somatización: un problema en la frontera entre lo físico y lo mental
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Los componentes físico y mental están íntimamente relacionados, de modo que las dificultades en uno de los planos pueden traer deficiencias también en el otro, cuando se produce la somatización. Este es un problema más común de lo que piensas. Debido a que muchas personas lo pasan por alto, intentan tratar los problemas físicos que van apareciendo, recurriendo a médicos de distintas especialidades, según las partes del cuerpo afectadas.
De hecho, muchas de las señales que envía el cuerpo, para avisarte de que algo no va bien, deben ser resueltas a través de la psicoterapia, porque se originan a nivel de la psique y pueden afectar significativamente las relaciones familiares, sociales y profesionales.
A continuación, puede obtener más información sobre los trastornos de somatización, que pueden afectar especialmente a personas de hasta 30 años, y sobre qué hacer para mejorarlos.
1. ¿Qué es la somatización y cuáles son los trastornos relacionados con ella?
En pocas palabras, la somatización se puede caracterizar como una forma en que el cuerpo se protege contra el sufrimiento psíquico, que acaba manifestándose en forma de molestias físicas. Los trastornos somatomorfos tienen un carácter crónico, por lo que sólo pueden tratarse mediante psicoterapia y fármacos antidepresivos.
Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), estos trastornos se «caracterizan por síntomas físicos, para cuyo tratamiento los pacientes recurren a investigaciones médicas y que persisten, a pesar de los repetidos resultados negativos». Muchas personas que no encuentran la causa de los problemas de salud a los que se enfrentan, acudiendo a las consultas médicas especializadas, suelen dudar en considerar que podrían ser de carácter psicológico, aunque sean conscientes de que presentan algunos síntomas de ansiedad o depresión.
El alcance de la somatización se subestima en todo el mundo. Se estima que el 25% de los pacientes de la especialidad de medicina general se enfrentan a este problema. El 75% de los síntomas desaparecen tras la consulta, pero el resto se cronifica.
Las categorías de personas más expuestas son las mujeres y las poblaciones vulnerables. También existen factores que favorecen la instalación de la somatización, entre los cuales:
- abuso sexual sufrido en la infancia;
- casos de somatización entre los padres, que pueden conducir a una disminución de la expresión de las emociones;
- exposición infantil a la muerte, divorcio y enfermedades graves de personas cercanas;
- depresión, ansiedad y trastornos afectivos;
- trastornos de personalidad (histriónico, antisocial, obsesivo-compulsivo, narcisista, dependiente, evitativo).

Síntomas de somatización
Los trastornos de somatización se manifiestan por síntomas físicos múltiples, recurrentes y variables, que afectan con mayor frecuencia a la piel y al aparato digestivo. Entre las señales que tienes que tener en cuenta también están:
- dolor de estómago;
- dolor de cabeza;
- fatiga;
- náuseas;
- dolor crónico;
- menstruación dolorosa;
- malestar durante las relaciones sexuales
- dificultades para respirar
Otros síntomas de esta condición son de naturaleza neurológica:
- debilidad o parálisis;
- mareos o desmayos;
- movimientos anormales (pueden parecerse a ataques epilépticos);
- dificultades del habla;
- entumecimiento y hormigueo;
- pérdida de memoria.
El dolor, independientemente de la parte del cuerpo afectada, se caracteriza por la persistencia y el aumento de la intensidad, apareciendo especialmente cuando existen dificultades emocionales y psicosociales.
En ocasiones, la somatización puede acentuar el malestar causado por otros problemas médicos preexistentes, en lugar de crear por sí misma nuevas carencias. Por ejemplo, si ya sufres de migrañas, los trastornos de somatización pueden hacer que los dolores sean más intensos o más frecuentes.
En otros casos, se produce la somatización de las enfermedades, en la que los síntomas aparecen debido al estrés que provoca el enfrentamiento a estas condiciones médicas.
2. ¿Cuál es el tratamiento de los trastornos de somatización?
Los trastornos somatomorfos crónicos se pueden controlar con la ayuda de antidepresivos, pero esta no es la mejor solución. La mejoría de los síntomas sólo ocurre con éxito cuando la persona en cuestión es consciente de la naturaleza de las dificultades a las que se enfrenta, lo que no ocurre tan fácilmente en el caso de los tratamientos con pastillas.
Por lo tanto, para recibir la ayuda que necesita, es importante acudir a los servicios de psicoterapia individual . Así, tienes a tu disposición la orientación necesaria para superar los problemas de carácter emocional, que te afectan a ti o a los que te rodean. Durante las sesiones de terapia consigues conocerte en profundidad y descubrir las causas que llevaron a la somatización.
Si los síntomas de esta condición también afectan la forma en que interactúas con tus seres queridos, puedes recurrir a la terapia familiar . En caso de que el pequeño muestre síntomas preocupantes, a los que no se les haya podido encontrar la explicación tras las visitas al médico, está indicada la psicoterapia para niños .
El lado físico está íntimamente ligado al mental, por eso un problema emocional a veces puede manifestarse a través de síntomas físicos. Si no pudiste encontrar una solución a las dificultades que estás enfrentando, puede ser útil buscar ayuda psicológica, para descubrir si, en realidad, se trata de una somatización.
Conclusión
En conclusión, la somatización es un problema complejo que se encuentra en la frontera entre lo físico y lo mental. Los síntomas físicos pueden ser reales y debilitantes, pero también pueden ser el resultado de factores emocionales subyacentes.
Es importante reconocer que la somatización puede ser un síntoma de trastornos psicológicos, como la ansiedad, el estrés y la depresión. Por lo tanto, abordar los aspectos emocionales de la somatización puede ser esencial para aliviar los síntomas físicos.
El tratamiento de la somatización puede implicar una combinación de técnicas de terapia física y psicológica, así como cambios en el estilo de vida, como el ejercicio regular y una dieta saludable. La terapia cognitivo-conductual puede ser particularmente útil para abordar los aspectos emocionales de la somatización y ayudar a las personas a manejar la ansiedad y el estrés que pueden estar relacionados con sus síntomas.
Es importante destacar que cada persona es única y puede requerir un enfoque personalizado para el tratamiento de la somatización. Por lo tanto, trabajar con un profesional de la salud mental es esencial para desarrollar un plan de tratamiento eficaz y adecuado para las necesidades individuales de cada persona.
En resumen, la somatización es un problema complejo que requiere una comprensión tanto de los aspectos físicos como emocionales del trastorno. Al abordar ambos aspectos, es posible aliviar los síntomas físicos y mejorar la calidad de vida de las personas que sufren de somatización.