La depresión a través de los ojos de una persona deprimida 

La depresión a través de los ojos de una persona deprimida 

La depresión es un trastorno cada vez más común entre la población española. Algunas personas piensan que es una moda pasajera y que la gente dice que tiene depresión porque ahora está «de moda». Pero la depresión es un trastorno extremadamente grave que afecta todas las áreas del funcionamiento humano.

Primero me gustaría darte información general sobre la depresión, y en la segunda parte del artículo describiré mi experiencia con el diagnóstico de depresión.

¿Cómo nos afecta la depresión?

La depresión nos afecta, como se mencionó anteriormente, en todas las áreas de funcionamiento, dependiendo de su grado de gravedad.

En primer lugar, el estado de ánimo afectivo se ve afectado. Una persona que sufre de depresión experimenta muchas emociones negativas desadaptativas como tristeza, culpa, ira, vergüenza e intensos sentimientos de vacío interior.

A nivel conductual, la persona con depresión se retrae socialmente, disminuye su motivación e interés por cualquier actividad que antes le producía placer.

A nivel somático aparecen diversos síntomas que complican mucho el periodo de depresión. Estos síntomas son:

  • Insomnio o hipersomnia (necesidad de dormir más). En el caso de la hipersomnia, las personas duermen la mayor parte del día y tienen dificultad para permanecer dormidas durante la noche.
  • Pérdida o aumento de peso repentino. Los pacientes diagnosticados con depresión pueden tener dos mecanismos de afrontamiento: comer en exceso o falta de apetito.
  • Dificultad para concentrarse en casi todas las actividades que realiza.
  • Inquietud (manifestada por la intensa sensación de no poder encontrar su lugar, se sienten incómodos en todos los contextos del entorno en el que viven).
  • Cansancio físico y mental manifestado por lentitud motora, dificultades en actividades que requieren poco esfuerzo.

A nivel cognitivo aparecen pensamientos sobre el pasado, analizan cada fracaso, cada momento difícil pensando en lo que pudieron haber hecho mejor.

Surgen pensamientos basados ​​en la culpa. Se sienten culpables por los errores del pasado y se culpan a sí mismos por el momento difícil por el que están pasando.

Además, en casos severos de depresión, aparecen pensamientos suicidas. Estas personas creen que no tienen motivos para seguir con vida y comienzan a desarrollar pensamientos recurrentes de muerte.

La depresión es un trastorno emocional bastante difícil de manejar cuando sientes que no tienes más recursos.

La depresión a través de los ojos de una persona deprimida 

Mi experiencia con la depresión.

Para mí la depresión, ahora mirando hacia atrás, fue un episodio de mi vida que me enseñó mucho. Aprendí a pedir ayuda, aprendí que la vida también tiene momentos difíciles y que es importante tomar cada experiencia que vivo como una lección de la que puedo aprender cosas buenas. El lema que ahora utilizo para guiar mi vida es «¡En todo lo malo también hay algo bueno y en todo lo bueno hay un lado malo!».

Mi episodio depresivo vino después de que tuve una cirugía bastante seria. Fue en ese momento que me di cuenta de cuánto me había descuidado y cómo mi vida podía terminar por un simple dolor de estómago que elegí ignorar bajo la premisa de «Déjame tomar las pastillas y desaparecerá».

Toda la experiencia de mi salud en ese momento me provocó un bloqueo. Las emociones se habían congelado, los pensamientos estaban en piloto automático, todo lo que sabía era que tenía que movilizarme para llegar a casa a salvo.

Luego de que pude estabilizar mi salud, mis emociones se descongelaron y afloró la tristeza, la culpa y la autocrítica, enojo porque no escuché a mi cuerpo y terminé poniéndome en riesgo.

En ese momento quise dejarlo todo, mi maestría, mis amigos, lo único que quería era estar sola y pensar en todos los errores que cometí.

A nivel somático enfrenté insomnio y falta de apetito. Perdí 13 kg en 4 meses.

Mi motivación decaía cada vez más y lo único que me mantenía activo era mi trabajo, que seguía siendo la única actividad que me daba placer.

En ese momento todo se me hacía difícil, estaba cansada y si subía las escaleras no hablaba por teléfono porque sentía que me estaba esforzando demasiado. Estaba rechazando a las personas a mi alrededor que intentaban hacerme sentir mejor, que intentaban apoyarme y comprenderme. Estaba tan perdido en mis pensamientos que pensé que no había nada que pudiera hacerme bien.

Fue una transición difícil de la tristeza a la ira. Me enojé con todo y con todos. Cuando la gente me animaba y decía que debo estar bien y que debo superar esta secuencia en mi vida, me enfadaba. Sentí que no me entendían, que querían verme mejor solo para hacérselo más fácil. Sentí que pensaron que estaba exagerando y que la situación no era tan sombría como yo la veía.

El momento en que me di cuenta de que mi condición se debía a un episodio depresivo fue cuando noté que durante dos semanas no había hecho nada en la casa. Simplemente me levantaba de la cama para prepararme para el trabajo y por la noche me duchaba y me quedaba en la cama. No pude dormir nada, tuve 5 noches seguidas en las que no dormí. Durante el insomnio, todo lo que hice fue pensar en el pasado y buscar qué podría haber hecho para mejorar las cosas. Tomamos cada falla individualmente y la miramos desde todas las perspectivas.

En el momento que vi el caos en la casa me di cuenta que tenía que tomar la iniciativa y fue entonces cuando le hablé a mi terapeuta de todo lo que me estaba pasando y me recomendó tratamiento psiquiátrico además del proceso terapéutico. Esta recomendación me asustó al principio. Aunque soy psicóloga clínica y sé que es normal ver a un psiquiatra, todavía tenía este estigma social de pensar que podría superar este episodio sin pastillas. Que es solo un período que pasará con la ayuda de la terapia. Pero analizando todas las condiciones y síntomas que tenía, me di cuenta que el tratamiento farmacológico era la mejor solución para mí en ese momento, porque no estaba comiendo ni durmiendo como debía.

Fui a un psiquiatra que fue muy empático y comprensivo, me recetó un buen tratamiento que me ayudó, y ahora las cosas están equilibradas y van bien.

¿Qué he aprendido de todo este tiempo?

  • Los psicólogos ante la profesión son personas que tienen emociones y sentimientos. Durante ese período de mi vida no dejaba de escuchar «Eres psicóloga, sabes qué hacer»; “Estudiaste psicología, ¿cómo puedes tener depresión?”; «¿Por qué fuiste a la universidad si no sabes manejar tus propias emociones?». Fue difícil para mí responder a todas estas preguntas porque para mí mi profesión es muy importante y todos los días hago cosas que me ayudan a ser mejor en lo que hago. Independientemente de nuestras profesiones, en el fondo somos seres humanos con emociones y pensamientos que podemos o no gestionar. Por eso es importante ser amable con los demás y ofrecer empatía y comprensión.
  • Puede acudir a un psiquiatra sin importar la situación con la que esté lidiando; no tiene que ir a un psiquiatra solo cuando su condición ya se está volviendo inmanejable. Está bien ir a un psiquiatra, está bien tomar medicamentos. Los humanos tenemos esta distorsión cognitiva de que tenemos que resolver todo de otra manera, que la medicación es el camino fácil. Siempre tendemos a elegir el camino más difícil, y esto a veces puede ponernos en situaciones aún más difíciles que donde comenzamos.
  • Está perfectamente bien sentir emociones y dejar que otros te den apoyo. Sé que es difícil mostrar vulnerabilidad frente a los demás y que a veces existe el temor de que no te entiendan o de que te ridiculicen. Por eso es importante elegir a las personas adecuadas que le brindarán apoyo y comprensión durante los momentos difíciles. Con quién puede sentirse seguro y con quién puede ser vulnerable.
  • La depresión no es una moda. La depresión es un trastorno que podemos sentir de otra manera, pero existe y es bueno buscar recursos y ayuda cuando parece que ya nada a nuestro alrededor tiene sentido.
  • Usted no está solo. Hay muchas personas con este diagnóstico que no se dan cuenta de lo que les está pasando. Yo tambien.
  • Cuídate y ponte límites y descansos.
  • Respeta tus necesidades y escucha a tu cuerpo. El cuerpo sabe de antemano que nos damos cuenta de lo que está pasando en el entorno en el que vivimos. Solo tienes que prestarle la atención que necesita y las situaciones negativas que puedan surgir se pueden manejar más fácilmente cuando estás conectado con tus necesidades internas.

Conclusión

Espero que mi historia te ayude, te brinde la información que necesitas y te des cuenta de que no estás solo con este monstruo de la depresión.

Date tiempo y descubre qué necesita tu cuerpo cuando surgen síntomas de depresión. Cuando sientas que necesitas ayuda, búscala en familiares, amigos, un psicoterapeuta e incluso un psiquiatra (en ZERO psicólogos o donde prefieras). Haz todo lo que puedas para recuperarte.

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