
Pensamientos que nos influyen negativamente
Índice
Nuestra mente está constantemente construyendo pensamientos, siendo una de las principales funciones de nuestro cerebro. Pensar nos permite dar sentido al mundo en el que vivimos y ser capaces de representar, interpretar, evaluar lo que está sucediendo de manera significativa para nosotros o de acuerdo con nuestras necesidades, objetivos y planes.
Usamos el pensamiento cuando queremos resolver problemas, tomar decisiones o desarrollar ciertas ideas, razonamientos, conceptos. Los pensamientos tienen el poder de influir en nuestro estado emocional y comportamientos.
Sin embargo, no todo lo que pensamos está de acuerdo con la realidad. En la literatura especializada encontramos la frase “pensamientos distorsionados”, es decir, aquellos pensamientos irracionales a través de los cuales percibimos la realidad con un filtro que no nos permite procesar la información de forma correcta, precisa, completa, equilibrada. Debido a que nuestras emociones interfieren en nuestra forma de pensar, estos pensamientos distorsionados pueden ser combustible para emociones negativas y en conjunto pueden generar diversos trastornos psicológicos, como depresión o ansiedad. Al comprender el mecanismo desencadenante de estos pensamientos irracionales, podemos disminuir su poder. Cuando somos capaces de reconocerlos, etiquetarlos y procesarlos conscientemente, tenemos más control sobre los efectos de los pensamientos que pueden influir en nuestro estado emocional y nuestras acciones. Por otro lado.
Pensamiento negativo | Repercusión |
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«No soy lo suficientemente bueno/a» | Baja autoestima, falta de confianza en uno mismo, falta de motivación para intentar nuevas cosas |
«Todo me sale mal» | Sentimientos de frustración y derrota, tendencia a enfocarse solo en lo negativo y no en las cosas positivas que también están ocurriendo |
«Nunca voy a encontrar a alguien que me quiera» | Sentimientos de soledad, aislamiento y tristeza, falta de interés en socializar y conocer nuevas personas |
«No puedo hacer esto» | Sentimientos de impotencia y frustración, tendencia a renunciar antes de intentar o buscar soluciones alternativas |
«Todo el mundo me está juzgando» | Ansiedad social, miedo a ser juzgado y rechazado por los demás, tendencia a evitar situaciones sociales |
«Soy un fracaso» | Baja autoestima, sentimientos de inutilidad y falta de valor, tendencia a ser autocrítico y perfeccionista |
«Nada tiene sentido» | Sentimientos de desesperanza y desesperación, falta de motivación y dirección en la vida, tendencia a aislarse socialmente |

Aquí hay algunos tipos de pensamientos a través de los cuales analizamos y evaluamos la realidad de una manera distorsionada
Catástrofe
Son pensamientos de la esfera del escenario más oscuro posible. Todo lo que es más grave, peor, más peligroso en este mundo nos puede pasar a nosotros, a los que están cerca de nosotros, o al mundo, al planeta, en general. Son pensamientos irracionales que nos hacen creer que las cosas son mucho peores de lo que realmente son. Este tipo de pensamientos nos construyen creencias negativas relacionadas con determinadas situaciones, o incluso sobre nosotros mismos; pueden ir acompañadas de culpa, autocompasión o falta de esperanza en las posibles alternativas, llegando incluso a desistir de los esfuerzos por cumplir determinadas metas, planes de vida.
Algunos ejemplos de tales pensamientos: «Porque saqué mal el examen de matemáticas, no podré tomar el bachillerato y todos pensarán en mí como un tonto e incapaz de cualquier cosa», o «Porque no golpeo». mi meta de ventas el año pasado, ¡lo más probable es que me quede sin trabajo y no pueda encontrar otro trabajo y no tendré nada para mantener a mi familia!», o «No entiendo por qué no ¡No contestes mi teléfono, debe estar engañándome ahora mismo!», o «No puedo creer que le dije estas palabras a mi pareja; ¡él me dejará, seguro!».
Minimización o maximización
Son pensamientos irracionales que se refieren al hecho de que disminuimos o exageramos ciertos atributos, cualidades o defectos, o que nos negamos a verlos o los hiperbolizamos en otros o en determinadas situaciones. A los que son tributarios de este tipo de pensamiento se les acusa de llevar gafas de caballo, en las que ven sólo una parte de las cosas. La minimización también implica evitar la confrontación con las emociones negativas al reducir la importancia del impacto de un comportamiento o un evento que generó estas emociones. Por ejemplo: «lo que dijo de mí no fue un insulto, sino solo una broma»; una situación similar de minimización sería cuando comunicas a los demás que los problemas que enfrenta la organización de la que formas parte son pocos, pocos y puntuales, cuando la realidad, de hecho, es que hay muchos problemas y carencias. La maximización es la representación de la realidad de manera exagerada, sobredimensionada, esa grandiosidad en el pensamiento que se da cuando se ven sólo los aspectos positivos de una personalidad, situación o conducta; la maximización cabe en expresiones como: “eres un mosquito, semental” o una actitud extrema como “¡si no estás con nosotros, estás contra nosotros!”.
Personalización
Ocurre cuando se atribuyen eventos externos a alguien en particular, sin evidencia clara que lleve a tales conclusiones. Ocurre cuando creemos que tenemos el poder de influir en los eventos, para bien o para mal, aunque tengamos poca o ninguna conexión con ese evento. Por ejemplo, un niño puede creer que él es la razón por la cual sus padres se divorciaron, o que debido a sus malos pensamientos su madre enfermó. Otro ejemplo sería cuando un padre cuyo hijo tiene problemas en la escuela cree que es completamente su culpa porque es un mal padre, cuando en realidad las verdaderas causas pueden estar en otra parte.
Pensamiento mágico
La creencia de que al realizar cierto tipo de ritual podemos evitar que algo malo nos suceda a nosotros mismos o a otros. Creencias y rituales arraigados y adoptados como «retrocede tres pasos cuando veas un gato negro que se ha cruzado en tu camino, de lo contrario sucederá algo malo», «toca los autos par estacionados para tener suerte»: rituales y pensamientos que vemos a menudo en niños. También solemos encontrar este tipo de pensamiento distorsionado en los trastornos obsesivo-compulsivos o bipolares.
La lectura de la mente
Se correlaciona con saber lo que la otra persona está pensando sobre ti. También aparece cuando sacamos conclusiones, muchas veces negativas, sin basarnos en razonamientos lógicos o evidencias determinadas. Por ejemplo, un alumno que está esperando que le corrijan su trabajo y ve una mueca en el rostro del profesor pensará que el maestro debe pensar que es un tonto y que su trabajo es muy pobre. Otro error común de pensamiento es asumir que otras personas sabrán naturalmente lo que piensas o lo que quieres, lo que lleva, la mayoría de las veces, a grandes malentendidos. Un ejemplo común entre parejas sería «Si ella realmente me ama, sabría lo que estoy pensando cuando la miro».
Generalización excesiva
Ocurre cuando extendemos demasiado el impacto de una experiencia desafortunada o accidental en otras personas o en todas las situaciones de la vida. Si algo malo sucede solo una vez, se espera que suceda una y otra vez. En este tipo de pensamiento distorsionado suelen aparecer frases como “tú nunca…” o “tú siempre me haces…”. Por ejemplo, un adolescente al que se le negó ir a una fiesta con amigos, grita en voz alta frente al padre: «¡nunca me dejas hacer algo divertido!».
Pensamiento dicotómico o «polarizado»
Evaluación de la realidad en términos de blanco y negro sin poder ver rastros de gris u otras posibilidades. Codificación de experiencias en un «éxito total» o un «fracaso total». Por ejemplo, un padre le pide al niño que comience a hacer su tarea; después de media hora, durante la cual el niño hizo la tarea y completó parte de ella, el padre revisa sus cuadernos y dice: «¡En realidad, no hiciste la tarea!». Otro ejemplo sería si una persona a la que admiras mucho cometió un pequeño error y luego tu admiración se convierte en desprecio.
Culpa
Representa ese tipo de pensamiento en el que no nos responsabilizamos de nuestras propias emociones o comportamientos y consideramos que todos los demás son responsables de nuestro sufrimiento, por lo que no estamos bien. Un ejemplo sería cuando escuchamos una petición como «¡Deja de ponerme triste!». La realidad es que nadie puede hacernos sentir o comportarnos de cierta manera porque, en última instancia, tenemos el control de nuestras propias emociones y reacciones de comportamiento. A menudo escuchamos a las parejas culpar a su cónyuge de todos sus problemas maritales, sin asumir ningún papel en las dificultades por las que atraviesan.
Pensamiento rígido
Son los pensamientos que contienen el imperativo «DEBE» cuando formulamos nuestros deseos o nos proponemos ciertas metas, por ejemplo: «¡Debo ser bueno, perfecto, porque de lo contrario no valgo nada!». Hay una lista de reglas por las cuales evaluamos el comportamiento de los demás, y aquellos que no corresponden a estas reglas nos hacen sentir enojados. Muchas veces se cree erróneamente que el «tengo que» puede funcionar con un papel motivador: «tengo que hacer dieta para el lunes», o «ya no tengo que ser tan vago». Pero, muchas veces, la emoción que genera el “ debe” autodirigido es de culpa, y cuando es una expectativa de los demás, lo que despierta en nosotros es ira, resentimiento.
La transformación de mecanismos cognitivos distorsionados en pensamientos racionales es una de las estrategias básicas mediante las cuales podemos mantener nuestra salud mental. También es una de las estrategias utilizadas en el tratamiento de los trastornos mentales que se puedan presentar.
Repercusiones psicológicas de tener habitualmente pensamientos negativos
Tener habitualmente pensamientos negativos puede tener diversas repercusiones psicológicas, entre las cuales se incluyen:
- Ansiedad: Los pensamientos negativos pueden generar preocupaciones excesivas acerca de posibles situaciones negativas futuras, lo cual puede aumentar el nivel de ansiedad.
- Depresión: La rumiación constante de pensamientos negativos puede llevar a una sensación de tristeza y desesperanza, lo cual puede desarrollar en una depresión.
- Baja autoestima: Los pensamientos negativos pueden hacer que las personas se sientan inútiles, poco valiosas y sin confianza en sí mismas.
- Aislamiento social: El miedo al rechazo y la falta de confianza en los demás, puede hacer que las personas eviten situaciones sociales, lo cual puede llevar al aislamiento social y la soledad.
- Frustración: Los pensamientos negativos pueden generar una sensación de impotencia y frustración ante las situaciones cotidianas, afectando el comportamiento de la persona.
- Insomnio: La preocupación excesiva y los pensamientos negativos pueden causar dificultades para dormir o mantener el sueño, lo que puede llevar a la fatiga, cansancio y trastornos del sueño.
- Estrés: Los pensamientos negativos pueden generar estrés y tensión, lo cual puede llevar a cambios en el cuerpo y afectar la salud física y mental.
En resumen, tener pensamientos negativos de forma habitual puede tener diversas consecuencias en la salud mental de las personas, afectando su estado de ánimo, autoestima, relaciones sociales, patrones de sueño, así como la capacidad para enfrentar situaciones cotidianas y manejar el estrés. Es importante tomar medidas para cambiar estos patrones de pensamiento negativos y practicar la auto-compasión y la atención plena para mejorar nuestra salud mental y emocional.
Conclusión
En conclusión, es importante reconocer que nuestros pensamientos tienen un gran poder sobre nosotros y pueden influenciarnos de manera negativa si no aprendemos a manejarlos adecuadamente. La forma en que pensamos afecta nuestras emociones, nuestras decisiones y nuestras relaciones con los demás. Es necesario prestar atención a nuestros pensamientos y aprender a identificar aquellos que son tóxicos o perjudiciales para nuestra salud mental y emocional. Debemos practicar la auto-reflexión, la auto-compasión y la aceptación para evitar que pensamientos negativos nos dominen y nos impidan alcanzar nuestras metas y objetivos. Recordemos que siempre podemos elegir cómo respondemos a nuestros pensamientos y que cada pensamiento negativo puede ser una oportunidad para crecer y aprender a ser más compasivos y amables con nosotros mismos y con los demás.