
¿Cómo reconocemos la depresión y cómo la enfrentamos como pareja?
“Necesito ayuda, creo. Desde hace un tiempo, siento que mi estado mental ya no es el que era. Es como si no pudiera encontrar mi lugar y estoy triste. Mi pareja me dice que puede ser depresión. Me doy cuenta de que él querría ayudarme, pero no sé qué podría hacer por mí. Tal vez puedas darme algunas sugerencias, si no te pido demasiado».
Esta es una de las solicitudes más recientes enviadas a la dirección de correo electrónico de nuestro centro psicológico en Palma de Mallorca. De hecho, una de las facetas complicadas de la depresión también se ilustra con la aparición insidiosa de la tristeza. La mayoría de nosotros tendemos a atribuir los cambios de humor a eventos generales que son parte de nuestras vidas y que realmente podrían ser una de las causas de la depresión. El gran problema es que no basta con reconocer estas causas; a menudo, necesitamos hacer algo al respecto, para no permitir que el estado negativo haga su nido en nuestra alma. Tal como se desprende del correo electrónico recibido, quienes nos rodean, especialmente las personas que nos conocen lo suficientemente bien, podrían leer más correctamente que nosotros que algo ha cambiado en nuestra forma de ser, sentir o hacer las cosas diferentes.
La recomendación principal es consultar a un psicólogo clínico y, si es necesario, a un psiquiatra. En nuestro país, el diagnóstico de los problemas de salud mental lo hace el psiquiatra, por eso es prudente ser lo suficientemente inteligentes y comprensivos con nosotros mismos y no escondernos detrás de mitos caducados o creencias limitantes, que luego nos pueden costar demasiado. , desde un punto de vista psicológico. Como psicólogo y psicoterapeuta, enumero a continuación algunos síntomas de la depresión, cuyo conocimiento resultará útil en el proceso de autoevaluación, para que luego nos atrevamos a concertar esa cita con un especialista:

Síntomas de la depresión
- Sentirse con poca energía o cansado todo el tiempo
- Bolsas de llanto
- La impresión de estar atrapado o atrapado en una situación.
- La tendencia a autocriticarse o juzgarse con dureza.
- Pérdida de interés en una serie de cosas que antes disfrutaba
- Retorno perpetuo a algo del pasado: una situación, una decisión, una experiencia que no da paz.
- Preocupaciones sobre el futuro que parecen convertirse en desesperanza
- Falta de interés en el sexo u otros placeres.
- Deseo de soledad y retiro de las interacciones sociales.
- La creencia de que la propia persona no vale nada
- Todo parece implicar mucho esfuerzo, así como pensamientos como «¿De qué sirve vivir?»
Si la mayoría de estas descripciones nos resultan familiares, esto podría ser un indicador muy claro de que ya no podemos posponer la visita al psiquiatra o psicoterapeuta.
Abordando la segunda parte de la pregunta, es decir, qué podría hacer la pareja en tales situaciones, la respuesta muy corta es: «Muchas». Porque la relación de pareja es (o debería ser normalmente) nuestro refugio y cobijo en los momentos difíciles de la vida. Antes de mostrar cómo tu pareja podría contribuir a ayudarte, hago una pequeña nota: las recomendaciones que siguen no excluyen la visita a un especialista, pero pueden complementar y apoyar el tratamiento psicológico y/o farmacológico de manera muy efectiva.
Como psicoterapeuta relacional, he encontrado en mi práctica diaria que los siguientes aspectos a menudo han resultado ser esenciales para una pareja en la lucha contra la depresión:
1. La salud mental importa tanto como la salud física. El primer paso es hablar en pareja sobre lo que ha cambiado, lo que parece diferente y lo importante que es cuidar nuestra mente y alma. La mayoría de las personas conscientes de la importancia del bienestar tienen un psicólogo o psicoterapeuta al que acudir cuando lo necesitan. En los países de alto bienestar, así como hay médicos de familia, también hay psicoterapeutas de familia. Y mi recomendación es que la primera visita se haga juntos, aunque estemos hablando de una consulta individual y no de pareja. La presencia de una pareja puede hacer que la ansiedad sea más fácil de manejar. Y él personalmente puede hacer preguntas y anotar las recomendaciones recibidas del especialista.
2. El tratamiento es esencial. Si se ha realizado un diagnóstico de depresión, es importante tomar las cosas en serio y, como socios, apoyar la adherencia al tratamiento. El paciente deprimido frecuentemente se desanima y puede abandonar la psicoterapia antes de ver los primeros resultados. En tales situaciones, tenemos mucho aliento que ofrecer. Y si ese es el caso, podría ser útil cambiar el especialista con el que trabaja nuestra otra mitad, con su consentimiento, por supuesto.
3. Discusiones sobre cómo la depresión afecta la relación de pareja.No es fácil vivir con depresión, ni para quien ha sido diagnosticado ni para los familiares. A menudo, la pareja con depresión está irritable e impaciente. Como dicen, «tiene prisa». En esos momentos, es recomendable mantener la madurez y tratar de comprender la particularidad de la situación. Por eso, el primer paso consiste en validar su estado emocional: “¡Noto que ha pasado algo, pido disculpas por no prestar más atención!” Y si el afectado se calma, es importante continuar con el diálogo. Si no es el momento adecuado, podemos posponer la discusión hasta más tarde, solo para que no lo olvidemos. En este diálogo, es importante que ambos miembros de la pareja expresen sus emociones utilizando un tono cívico y palabras respetuosas.
4. Siempre se debe seguir la seguridad física. En algunas situaciones, la depresión viene con pensamientos o intentos suicidas. Y si hay señales de que estos pensamientos se pueden representar, entonces es importante que la pareja de la persona deprimida hable con el especialista sobre los pasos de intervención en caso de crisis.
5. Las necesidades de los niños deben permanecer siempre en primer plano. Si hay niños en la familia, es importante que no sufran la depresión de un adulto. No deben ser ignorados. Esto es especialmente cierto si el adulto con depresión también es el padre directamente involucrado en la crianza de los hijos. Las necesidades de los niños son variadas, y el padre con depresión (la mayoría de las veces) no podrá hacer frente solo. Por lo tanto, algunos arreglos nuevos pueden ser bienvenidos, como la presencia de otro adulto para brindar apoyo mientras el padre con depresión se somete al tratamiento.
6. El tacto es curativo. A veces, a la pareja con depresión le resulta difícil expresarse con palabras. Pero definitivamente necesita abrazos, caricias y otros toques que le den seguridad y vitalidad. Sin embargo, se deben evitar los intentos sexuales, especialmente si la pareja con depresión dice que no está del humor adecuado. Las personas pueden pasar mucho tiempo sin sexo, pero su vitalidad se extingue si no se tocan.