
La familiaridad ¿bueno o malo?
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El otro día estaba hablando con un muy buen amigo sobre la familiaridad, sobre cuánta comodidad se esconde en nuestras interacciones, cuánta aceptación y autenticidad hay en la base de nuestra relación. ¡Y sonreí! Sonreí con cariño, con orgullo y tal vez con la sabiduría de un hombre que entiende que la autenticidad está más allá de los muros y los traumas.
¿Cómo elegimos a las personas que nos rodean?
Dependiendo de la dinámica de la familia en la que crecimos, sea sana o tóxica, nos formamos como personas. Establecemos principios y creamos un conjunto de reglas por las cuales nos guiamos en la vida. Un proceso perfectamente natural, que, si estamos atentos, vemos en todas partes a nuestro alrededor.
Tomemos los ejemplos de los animales: una leona protege a sus cachorros, les enseña a cazar y a defenderse de los peligros, tal como le enseñó su madre leona cuando era un cachorro. Es instintivo transmitir a las generaciones futuras las lecciones que hemos aprendido.
Es fácil comprender que si la leona no enseña a su cachorro métodos efectivos de caza, las posibilidades de supervivencia del cachorro disminuyen considerablemente.
Al igual que el cachorro de león, también aprendemos de nuestros padres formas de manejar las situaciones de la vida. Si nuestros padres no son personas asumidas y autónomas que han procesado sus propios traumas, hay muchas posibilidades de que tomemos prestados sus comportamientos disfuncionales y los tratemos como formas de vida viables.

Signos de trauma no curado
- Baja autoestima
- Incapacidad para pedir ayuda.
- Miedo al fracaso
- Miedo al éxito
- Te lastimas a ti mismo o a otros
- Ansiedad/depresión
Digamos que vives en una familia donde tu padre está más ausente, preocupado solo por las finanzas, y tu madre es una persona autoritaria, impulsiva y, a menudo, enojada. La relación de tus padres es más de naturaleza transaccional, y falta por completo evidencia de afecto.
Y TÚ buscas tu lugar en esta familia, creyendo que no hay nada más normal.
La familiaridad, que tu cerebro identifica inmediatamente, puede hacer que atraigas a tu vida a personas que reproduzcan los comportamientos a los que estás acostumbrado, ya sean buenos o malos. Por lo tanto, como hombre, puede elegir parejas que mantengan vivo su sentido de familiaridad, parejas autoritarias y enojadas, como su madre. No es precisamente bueno y lo sientes cada vez, pero es lo que sabes y eso puede predisponerte a permanecer en una relación más tiempo del necesario. En el caso de las mujeres, pueden interiorizar la sensación de que lo que necesitan es un hombre ausente e inaccesible.
¿Por qué nos atrae la familiaridad?
Porque en cierto nivel sentimos que tenemos el control, que es algo que sabemos y ya estamos adaptados, ya sabemos cómo reaccionar y tenemos la impresión equivocada de que estamos manejando la situación, por más perjudicial que sea para a nosotros. De hecho, ni siquiera lo identificamos como dañino.
De ahí el interminable ciclo de clichés: “Todos los hombres son iguales”, “Todas las mujeres son histéricas”, etc.
No, no todos son hombres al igual que no todas las mujeres tienen el mismo comportamiento y forma de pensar. Simplemente sucede que atraes al mismo tipo de personas a tu alrededor porque te pierdes en la «magia de la familiaridad».
La familiaridad tiene el don de embriagarnos con sus sentimientos de bienestar y comodidad, pero también puede ser nuestro obstáculo para el progreso y el desarrollo. La familiaridad tiene un valor sumamente positivo cuando se da entre personas supuestas y auténticas. Pero cuando las personas actúan a partir de sus traumas, la familiaridad adopta rápidamente la forma de patrones y lecciones. Busque a las personas adecuadas para usted, pero solo después de haber establecido QUIÉN ES USTED .
Pasos para recuperar la autenticidad:
- Busque patrones en su vida – refiriéndose a las relaciones de pareja, analice lo que sus socios tenían en común. Una vez que hayas descubierto el patrón, piensa en lo que estás buscando en estas personas, lo que quieres resolver por ti mismo a través de estas personas.
- Analice su vida y su pasado : comprenda su camino, cómo se convirtió en la persona que es hoy. ¿Cuánto de ti representa la suma del entorno y la familia en la que creciste?
- Determine lo que funciona para usted : rodéese de personas con valores similares a los suyos. Busca el progreso en todo lo que haces.
- Descúbrete a ti mismo , tal como eres, con defectos y cualidades. Encuentra tu propio camino, independiente de los demás y sé el hombre que quieres llegar a ser.
- Acéptate a ti mismo – como un universo complejo y fascinante que eres.
«¡La deuda más grande en la vida es la que tienes contigo!»
Comienza contigo y esparcirás lo bueno a tu alrededor. Si necesitas apoyo durante tu proceso personal, los psicólogos de ZERO pueden ayudarte.
La familiaridad es un sentimiento maravilloso cuando se manifiesta entre personas genuinas, sinceras y abiertas. Para aquellos que todavía luchan con los traumas del pasado, la familiaridad solo puede dar una falsa sensación de control y lanzarlos a un ciclo interminable de experiencias similares. Está en tu poder detener el piloto automático y tomar el control de tu propia vida. ¿Qué elegirás?
Conclusión
En conclusión, la familiaridad puede ser tanto buena como mala dependiendo del contexto y de cómo se maneje. Por un lado, la familiaridad puede ser beneficiosa en términos de comodidad, seguridad y conexión social. La familiaridad con lugares, personas y situaciones familiares puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la sensación de bienestar emocional.
Por otro lado, la familiaridad también puede ser problemática cuando se trata de la creatividad, la innovación y el crecimiento personal. La familiaridad puede llevar a la complacencia, la falta de motivación y la resistencia al cambio. Cuando las personas se aferran a lo familiar y se resisten a lo nuevo, pueden perder oportunidades valiosas de aprendizaje y crecimiento.
Es importante tener un equilibrio saludable entre la familiaridad y la novedad. Debemos ser capaces de apreciar y disfrutar de lo familiar, pero también estar dispuestos a explorar nuevas ideas, lugares y experiencias. La clave es encontrar un equilibrio entre la seguridad y la aventura, la comodidad y la incomodidad, la rutina y la novedad.
En resumen, la familiaridad puede ser tanto buena como mala, dependiendo de cómo se maneje. La familiaridad puede proporcionar comodidad, seguridad y conexión social, pero también puede llevar a la complacencia, la falta de motivación y la resistencia al cambio. Es importante encontrar un equilibrio saludable entre lo familiar y lo nuevo para disfrutar de la vida al máximo y seguir creciendo y aprendiendo.