La psicología del color y cómo podemos usarla para el bienestar

La psicología del color y cómo podemos usarla para el bienestar

Una vida colorida: una frase que todos usamos cuando queremos enfatizar que alguien está viviendo una vida emocionante y buena y una existencia con muchas e interesantes experiencias. Podemos, por tanto, hablar de un poder psicológico de los colores.

El impacto de los colores.

Los colores tienen un impacto significativo en nosotros, desde el impacto que tiene el color de un alimento en su sabor hasta cómo los colores en una habitación pueden afectar nuestro estado de ánimo, los colores que usamos influyen en cómo somos percibidos, etc. 

Hay varios aspectos a tener en cuenta a la hora de determinar la influencia de los colores en nuestra vida, y los más importantes son el contexto cultural y el contexto afectivo. En algunas culturas, algunos colores pueden simbolizar algo muy especial; podemos tomar como ejemplo el simbolismo del negro para la mala suerte. La conexión emocional con los colores también es fundamental: algunos colores pueden atribuirse a hechos muy felices o, por el contrario, traumáticos. 

Como regla, la mayoría de los colores caen en una categoría y conducen a ciertos estados y efectos afectivos. Los colores pueden ser cálidos o fríos (como encontramos en la mayoría de los cursos de arte y libros de texto): los colores cálidos a menudo son estimulantes, los colores fríos se perciben como calmantes.

Percibimos el mundo principalmente visualmente

No es de extrañar por qué los colores pueden desempeñar un papel tan importante en nuestras vidas: percibimos gran parte del mundo y nuestro entorno a través de imágenes (percepciones visuales). La psicología del color explica cómo podemos usar los colores y su impacto en nuestro estado de ánimo para alegrar nuestros días más tristes, estimular la creatividad y aumentar la concentración. Los invito a que, mientras leen estas líneas, miren rápidamente a su alrededor y estudien un poco los colores y las tonalidades que los rodean: ¿qué ven y qué sienten? Solo tómese unos minutos para explorar. 

A continuación, veremos cómo podemos utilizar la influencia de los colores para equilibrar nuestro estado de ánimo e introducir los efectos deseados en nuestra vida diaria.

Los colores y asociaciones más comunes.

La asociación más simple que podemos hacer cuando pensamos en la representatividad de los colores es: dónde los encontramos en la naturaleza. Así como un día nublado y sombrío es gris y tonos de gris, un día soleado, alegre y energizante es amarillo. Por ejemplo, la asociación del azul con el cielo y el agua -elementos predominantemente calmantes- indica lo mismo de este color a través de la asociación directa que hacemos. Así, podemos optar por decorar una habitación en azul y tonos de azul para generar más foco, más estado de presencia y sentirnos más tranquilos y conscientes. 

Otro ejemplo es el morado. Este no es un color que se encuentre fácilmente en la naturaleza, por lo que tiene una valencia algo especial y está asociado con el lujo. Podemos utilizarlo para hacer más especiales algunas estancias, estilismos o momentos. 

Los tonos de colores también son un concepto relevante, que en su mayoría conducen a la misma experiencia o asociación afectiva, pero en mayor o menor medida,  más matizados. De aquí viene aún más diversidad y exploración.

El rojo simboliza la pasión, pero también el peligro, la ira, por lo que podemos usarlo cuando necesitamos un impulso, motivación o para destacar un poco. El naranja y el amarillo, también colores cálidos y asociados a la luz y al sol (energía solar), también pueden actuar de la misma forma. El naranja simboliza la diversión, el éxito y la alegría. Podemos usarlo cuando queramos aportar un poco más de diversión a nuestros contextos, estados de ánimo y atuendos. El amarillo también tiene valencia en el ámbito de la energía, el positivismo y el optimismo. 

Pero así como todo es mejor con moderación, estos tres colores y sus derivados, en exceso, pueden provocar irritación o fatiga visual. Tan relevante como qué colores usamos para ciertos efectos, también lo es su intensidad y cantidad: demasiado de un color en particular puede resultar contraproducente. Es importante equilibrar el uso de los colores, juntando los cálidos con los fríos o neutros y combinándolos con el mayor cuidado posible, o al menos ser conscientes de lo que invita a un exceso de cierto color a nuestro universo interior.

Los colores más fríos, como el verde y el azul, tienen un efecto bastante calmante. El azul equivale a paz y tranquilidad, pero también a honestidad. Podemos, por ejemplo, usar el azul a nuestro alrededor cuando queremos invitar a más relajación a nuestras vidas, tan útil como mirar el cielo azul claro cuando nos sentimos ansiosos. El verde simboliza crecimiento, naturalidad y estabilidad. Podemos rodearnos de verde cuando queramos inspirar más confianza en nosotros mismos o entre nosotros y los demás, o cuando queramos sentirnos seguros más fácilmente (como en los acogedores brazos de un claro del bosque). 

Los colores neutros en su mayoría nos ayudan a neutralizar situaciones, pero también tienen influencias y valencias propias. Por ejemplo, el gris simboliza más bien un estado emocional cambiante, como un día de otoño sombrío e indeciso, un sentido ligeramente conservador y una neutralidad general, incluso nostalgia a veces. El blanco trae a la mente la pureza y la limpieza, pero también la sencillez, y podemos usarlo en muchas formas y contextos. El negro, por otro lado, simboliza todo, desde versatilidad y durabilidad hasta audacia y poder. Es el llamado color más clásico (de hecho, sin color) y también es el más versátil. 

Los colores como herramientas afectivas 

Aparte de las múltiples valencias que tiene cada color, la forma en que los usamos está muy matizada y trae consigo una diversidad increíble, casi tan interesante como la variedad y los matices de las emociones y los estados afectivos. Tenemos la oportunidad de acceder más fácilmente a ciertos estados con su ayuda: para más alegría (amarillo), un poco de vigor (verde), orden y calma (azul y blanco), confianza (rojo) y elegancia (negro) y así sucesivamente. Podemos asignarles significados variados y unirlos en un espíritu lúdico de exploración de la diversidad de la paleta afectiva .

Los colores no pueden dictar nuestro comportamiento, pero pueden servir como herramientas útiles cuando queremos influir directamente en los estados de ánimo, comportamientos e impresiones. Insertan un  espíritu lúdico  en la vida cotidiana y pueden ayudarnos a decorar el universo interior y exterior.

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