
¿Por qué te escondes? Miedo a ser visible
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“Hide and seek” es el nombre de un juego de niños, pero también puede ser el nombre de una estrategia que usamos como adultos. ¡Nos escondemos de los demás! He conocido a muchas personas hermosas en la vida, pero con un miedo que también tengo, a saber: el miedo a ser visto. Lamentablemente, este miedo nos frena y nos impide alcanzar nuestro verdadero potencial. Algunos nos perdemos y nunca llegamos a brillar, y otros, como yo, tenemos la suerte de encontrarnos con personas que tienen tanta fe en sí mismas y tanto coraje para lanzarlas a lo desconocido y demostrarles que tienen la capacidad de sobrellevar la situación. y brillo
¿Por qué tenemos miedo a ser visibles?
Como psicólogo, puedo decir que tener miedo a ser visible puede ser un problema común para muchas personas. Aquí hay algunas posibles razones por las que las personas pueden tener este miedo:
- Miedo al rechazo: Una razón común por la que las personas pueden tener miedo a ser visibles es el miedo al rechazo. Pueden preocuparse por lo que otras personas pensarán de ellos o tener miedo de ser juzgados o criticados por sus acciones o decisiones.
- Baja autoestima: Las personas con baja autoestima pueden sentir que no son lo suficientemente valiosas o importantes como para ser vistas y, por lo tanto, pueden tener miedo de ser visibles.
- Trauma pasado: Las personas que han experimentado traumas en el pasado, como el abuso o la violencia, pueden tener miedo de ser visibles debido a la preocupación de que puedan ser víctimas de nuevo.
- Ansiedad social: Las personas con ansiedad social pueden sentirse incómodas en situaciones sociales y pueden tener miedo de ser el centro de atención.
- Miedo al éxito: Algunas personas pueden tener miedo de ser visibles porque temen tener éxito y las responsabilidades que pueden acompañar ese éxito.
- Inseguridad: Las personas inseguras pueden sentir que no son lo suficientemente buenas o capaces para ser visibles y, por lo tanto, pueden tener miedo de mostrar su verdadero yo a los demás.
En resumen, hay varias razones por las que las personas pueden tener miedo de ser visibles, como el miedo al rechazo, la baja autoestima, el trauma pasado, la ansiedad social, el miedo al éxito y la inseguridad. Si este miedo está afectando tu vida diaria, es importante buscar ayuda profesional a través de un psicólogo o un terapeuta. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a comprender y abordar los factores subyacentes a tu miedo a ser visible y desarrollar estrategias efectivas para superarlo.
¿Cómo evitamos tener miedo a ser visibles?
Como psicólogo, puedo decir que superar el miedo a ser visible puede ser un proceso difícil y a veces requiere tiempo y esfuerzo. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar a abordar este miedo:
- Identificar y comprender el miedo: La primera etapa para superar el miedo a ser visible es identificar y comprender el miedo. Trata de identificar qué es exactamente lo que te hace sentir incómodo o asustado al ser visible. Una vez que entiendas el miedo, puedes comenzar a trabajar en formas de abordarlo.
- Aumentar la autoestima: Trabajar en aumentar la autoestima y la confianza en uno mismo puede ayudar a reducir el miedo a ser visible. Practica la autoaceptación y la auto-compasión, y reconoce tus logros y fortalezas.
- Practicar la exposición gradual: Exponerse gradualmente a situaciones que te hacen sentir incómodo puede ayudar a reducir el miedo a ser visible. Comienza por enfrentar situaciones pequeñas y luego aumenta gradualmente la exposición. Por ejemplo, puedes comenzar hablando con un amigo cercano sobre tus intereses y opiniones, y luego avanzar a presentaciones más grandes.
- Cambiar pensamientos negativos: Los pensamientos negativos pueden perpetuar el miedo a ser visible. Aprender a reconocer y cambiar estos pensamientos negativos puede ser útil. Intenta reemplazar los pensamientos negativos con pensamientos más positivos y realistas.
- Buscar apoyo: Buscar apoyo de amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ser útil para superar el miedo a ser visible. Un terapeuta puede ayudarte a comprender y abordar los factores subyacentes a tu miedo y desarrollar estrategias efectivas para superarlo.
En resumen, para superar el miedo a ser visible, es importante identificar y comprender el miedo, aumentar la autoestima, practicar la exposición gradual, cambiar los pensamientos negativos y buscar apoyo. Si este miedo está afectando significativamente tu vida diaria, busca ayuda profesional a través de un psicólogo o un terapeuta.
Tenemos miedo de expresar nuestra propia opinión en un grupo, cuando sabemos que nuestra opinión es correcta, pero diferente a la de la mayoría. No queremos comentar ciertas publicaciones profesionales, incluso si sabemos que lo que expresan no es correcto. Podemos tener miedo de usar ese par de zapatos rojos o usar ropa demasiado colorida. Tenemos miedo de ser vistos y preferimos mezclarnos con la multitud, apostando a que las personas que admiramos o con las que resonamos nos notarán de todos modos. Sentimos vergüenza cuando tenemos que elegir una foto nuestra para una presentación o cuando necesitamos escribir un texto autobiográfico.
Este miedo a ser visible y notado es muy invisible. Puede que muchos de nosotros no seamos conscientes de ello, pero admiramos a aquellos que tienen el coraje de ser visibles. Creo que los humanos son muy complejos, y en la raíz de este miedo está la diversidad y complejidad humana. Tal vez pensamos que no somos lo suficientemente buenos y no queremos que nos lo digan, o tal vez tenemos miedo de ser examinados, juzgados y rechazados por otros. Pero cuando no tenemos el coraje de ser nosotros mismos, nos interponemos en el camino de nuestro propio desarrollo.
¿Qué podemos hacer?
Una de las cosas que podemos hacer para reducir este miedo es exponernos gradualmente a situaciones en las que necesitamos ser visibles, como hablar en un debate o hacer una presentación frente a otras personas. La exposición progresiva es una técnica frecuentemente utilizada en la terapia cognitivo-conductual, con el objetivo de reducir la sintomatología asociada a la ansiedad y tratarla. En estas situaciones en las que nos exponemos, es necesario experimentar la ansiedad propia de ese contexto y permanecer en esa situación el tiempo suficiente para superar nuestro miedo.
Si, por ejemplo, tenemos miedo de intervenir en una discusión de carácter profesional o incluso cuando estamos con amigos, entonces podemos desafiarnos a nosotros mismos para intervenir al menos dos veces en una reunión. Si tenemos miedo de preguntar algo en las clases o talleres, podemos desafiarnos a nosotros mismos a hacer al menos una pregunta durante ese taller. Como suena Si queremos crecer, necesitamos crear situaciones en las que seamos el centro de atención.
Para sentir menos miedo cuando somos vistos por otros, debemos, además de la exposición voluntaria en un contexto particular, tratar de comprender nuestra forma de pensar en relación con esa situación. Es importante saber cómo interpretamos una situación, para luego poder reemplazar esas creencias con pensamientos e interpretaciones que nos ayuden a alcanzar nuestras metas.
Nuestros pensamientos, cuando no queremos que nos vean, pueden estar relacionados con la confianza en nosotros mismos. ¿Qué tan capaces y bien preparados creemos que estamos, en un tema dado? Si no creemos que estamos listos, lo más probable es que las situaciones en las que tenemos que hacer preguntas en público o presentar algo generen ansiedad. Y la idea de que una situación es impredecible y no se puede controlar tiende a acentuar este miedo. También es posible que los estándares que nos fijamos a nosotros mismos sean demasiado altos. Porque si somos perfeccionistas, puede que no queramos que los demás vean nuestros posibles defectos o limitaciones.
El éxito de los métodos aquí sugeridos depende del compromiso que tengamos con nosotros mismos. Necesitamos identificar nuestros pensamientos, solos o con la ayuda de un psicoterapeuta, y luego exponernos a situaciones que crean miedo e incomodidad. Vale la pena hacer este esfuerzo porque (como nos muestran los estudios) los métodos descritos anteriormente dan sus frutos y los resultados parecen mantenerse a largo plazo.
El objetivo principal de la terapia cognitivo-conductual es cambiar la forma en que interpretamos una determinada situación. Al cambiar nuestra forma de pensar, también cambiaremos nuestro comportamiento.