Cuando el miedo al rechazo y al estigma nos invisibiliza

Cuando el miedo al rechazo y al estigma nos invisibiliza

La ansiedad y la depresión son trastornos del sistema neurovegetativo que se han vuelto tan populares que casi los ignoramos. Pensamos que es «normal» estar ansioso, apreciamos que es natural estar deprimido y, sin embargo, en la mayoría de los casos, no tomamos ninguna medida; en resumen, son palabras ingresadas en el lenguaje común, sin conocer realmente sus verdaderos rostros y significados.

El entorno turbulento actual ha profundizado aún más este problema real que muchos de nosotros enfrentamos y empeoró los síntomas, sin un plan de política pública para abordarlo.

«Ir al psicólogo es cuidarnos»

En Rumanía en 2021, acudir a un psicólogo o a un psiquiatra equivale a ser catalogado como loco, por lo que muchos de nosotros no solo evitamos la ayuda de un especialista, sino que, en determinadas situaciones, incluso puede ser necesario un tratamiento específico y, sin él. , las cosas pueden degenerar. Por supuesto, la educación juega un papel fundamental, pero aun así, prima el miedo a ser estigmatizados, y esto sólo puede entristecernos, ya que preferimos no ser etiquetados de ninguna manera, en detrimento de la curación o la mejora y el límite de gestión. situaciones en las que nos podemos encontrar. Lo que es aún más aterrador es el hecho de que la depresión y la ansiedad han extendido sus «tentáculos» a grupos de edad más jóvenes, con una tasa de suicidio incluso exponencialmente más alta entre niños y adolescentes.

El manejo de las emociones puede ser bastante difícil de lograr, cuando los padres o cuidadores no intervienen de manera consciente y específica en el desarrollo del niño y adolescente. Por ello, los especialistas en salud emocional recomiendan que prestemos atención al comportamiento, el apetito, el entorno y el rendimiento escolar de los niños, para corregir la situación desde los primeros síntomas. Incluso desde la otra barricada, la de los padres, no podemos catalogar de fácil la misión que tiene, por lo que se recomienda acudir, sin impedimentos, a la ayuda de un psicólogo, para su adecuada orientación.

Las estadísticas «vencen» a la realidad

El miedo a la estigmatización hace que la realidad parezca lo que no es, como una manzana que parece perfecta, impecable, pero está podrida por dentro. Es por eso que, según el sitio web  hotnews.ro , en 2019, Eurostat informó que el 7,2% de los ciudadanos de la Unión Europea padecían depresión crónica, registrándose el porcentaje más alto en Eslovenia (15,1%), respectivamente Portugal (12,2%) y Suecia ( 11,7%), en el polo opuesto se encuentra Rumanía, con solo un 1% (siendo la incidencia mayor en mujeres que en hombres).

Vale aclarar que estos datos son puramente estadísticos, siendo la realidad completamente diferente y no porque los datos no estén registrados correctamente, sino porque las personas no reconocen públicamente sus dolencias; precisamente por eso fomentamos la apertura y normalización del acceso a los servicios de salud emocional y relacional; como vamos a una manicura, pedicura, peluquería, peluquería, de compras o al médico. 

La depresión y la ansiedad no son aspectos sin importancia de nuestras vidas, por el contrario, «dictan» la calidad de nuestras vidas a su antojo. En no pocas situaciones nos enteramos de personas que han optado por acabar con sus cuentas con su vida (aunque las categorizamos como realizadas, felices, siempre sonrientes y llenas de vida) y nos preguntamos cómo llegaron a ese momento en el que ya no podían más. ser salvado 

La psiquiatra Iulia Mira Milea-Cârmaciu señala: “La idea de ir a un psiquiatra puede ser abrumadora, todo el proceso de búsqueda de la oficina más cercana y accesible puede ser intimidante, especialmente para quien lo hace por primera vez. El miedo al estigma, oa convertirse en víctima del estigma, impide que muchas personas busquen ayuda profesional. Los problemas que no se tratan a menudo empeoran y la salud puede deteriorarse hasta el punto en que es necesaria la hospitalización involuntaria. Por eso es muy importante la información continua y la accesibilidad a la consulta psiquiátrica y psicológica. Una evaluación psicológica inicial puede derivar rápidamente al paciente a un psiquiatra, y el trabajo en equipo,

A veces se necesita coraje para pedir ayuda

La salud física es directamente proporcional a la salud mental; por tanto, seamos fieles a nosotros mismos y dejemos de lado nuestras máscaras sociales, mostrándonos tal y como somos, con los lados claro y oscuro, pero asumidos y agradecidos. 

Lo mismo es cierto para nuestros seres queridos: debemos hacer lo mejor que podamos y  tomar medidas cuando su comportamiento es diferente al habitual, cuando el aislamiento, la tristeza, la desviación, la falta de apetito, pero también las ganas de vivir se abren camino, para no llegar al punto límite, donde ya no podemos hacer nada. 

No nos limitemos a nosotros mismos, dejemos nuestro orgullo y pidamos ayuda (ya sea de familiares, amigos, un clérigo o un especialista en salud emocional), sin sentirnos débiles, incompetentes, fracasados. Más allá de todo esto, recordemos, una y otra vez, que no estamos solos en esta lucha, sino siempre juntos , en las buenas y en las malas.

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